El Papa Francisco bendice al finalizar el Angelus -
AP
23/10/2016 12:08
(RV).- El
domingo de octubre en la que la Iglesia celebra la JORNADA MUNDIAL MISIONERA
con el lema ‘IGLESIA MISIONERA,
TESTIMONIO DE MISERICORDIA’, el Papa Francisco dirigió el tradicional rezo
del Ángelus delante de miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro
del Vaticano.
Antes de la oración mariana, el Obispo de Roma
comentó, como es habitual, las lecturas dominicales, y recordó la segunda
lectura de San Pablo en la que el apóstol piensa su existencia como consagrado
a la misión, en su: presente, pasado y futuro.
(Mercedes De
La Torre, RV).
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO ANTES DEL REZO DEL ÁNGELUS
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
Hoy la segunda lectura de la Liturgia de la Palabra
nos presenta la exhortación de San Pablo a Timoteo, su colaborador e hijo
predilecto, en la que reflexiona sobre la propia existencia de apóstol
totalmente consagrado a la misión (cfr 2 Tm 4,6-8.16-18). Viendo ya cercano el
final de su camino terrenal, la describe en referencia a tres estaciones: el
presente, el pasado, el futuro.
Al presente, lo interpreta con la metáfora del
sacrificio: «Yo estoy a punto de ser sacrificado» (v. 6). Por lo que se refiere
al pasado, Pablo indica su vida transcurrida con las imágenes de la «buena
batalla» y de la «carrera» de un hombre que ha sido coherente con los propios
compromisos y las propias responsabilidades (cfr v. 7); en consecuencia, confía
en el reconocimiento futuro por parte de Dios, que es «juez justo» (v. 8). Pero
la misión de Pablo ha resultado eficaz, justa y fiel solamente gracias a la
cercanía y a la fuerza del Señor, que ha hecho de él un anunciador del
Evangelio a todos los pueblos. He aquí su expresión: «El Señor me ayudó y me
dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los
gentiles» (v. 17).
En este relato autobiográfico de San Pablo se
refleja la Iglesia, especialmente hoy, Jornada Misionera Mundial, cuyo tema es
“Iglesia misionera, testimonio de misericordia”. En Pablo la comunidad
cristiana encuentra a su modelo, en la convicción que es la presencia del Señor
la que hace eficaz el trabajo apostólico y la obra de evangelización. La
experiencia del Apóstol de los gentiles nos recuerda que debemos comprometernos
en las actividades pastorales y misioneras, por un lado, como si el resultado
dependiese de nuestros esfuerzos, con el espíritu de sacrificio del atleta que
no se detiene ni siquiera ante las derrotas; por otro lado, sabiendo que
el verdadero éxito de nuestra misión es un don de la Gracia: es el Espíritu
Santo que hace eficaz la misión de la Iglesia en el mundo.
¡Hoy es tiempo de misión y es tiempo del coraje!
Coraje de reforzar los pasos vacilantes, de retomar el gusto de gastarse por el
Evangelio, de readquirir confianza en la fuerza que la misión trae consigo.
Es tiempo del coraje, también si tener coraje no significa tener la
garantía del éxito. Nos es pedido el coraje para luchar, no necesariamente para
vencer; para anunciar, no necesariamente para convertir. Nos es pedido el
coraje para ser alternativos al mundo, pero sin convertirnos jamás en polémicos
o agresivos. Nos es pedido el coraje para abrirnos a todos, sin disminuir jamás
lo absoluto y único de Cristo, único salvador de todos. Nos es pedido el coraje
para resistir a la incredulidad, sin volvernos arrogantes. Nos es pedido también
el coraje del publicano del Evangelio de hoy, que con humildad no se atrevía a
levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo ¡Oh Señor, ten
piedad de este pecador! Hoy es tiempo del coraje. ¡Hoy es necesario el coraje!
La Virgen María, modelo de la Iglesia “en salida” y
dócil al Espíritu Santo, nos ayude a todos a ser, en la fuerza de nuestro
Bautismo, discípulos misioneros para llevar el mensaje de la salvación a la
entera familia humana.
(Traducción del italiano: Raúl Cabrera, Radio Vaticano)