Santa Misa en la Capilla de la Casa de Santa Marta
- ANSA
04/09/2015 12:42
(RV).- En la Iglesia hay una enfermedad: la de
sembrar la división y la cizaña. Los cristianos, en cambio, están llamados a
pacificar y reconciliar, como lo hizo Jesús. Lo dijo el Papa Francisco en la
homilía de la misa matutina en la Casa de Santa Marta.
¿SIEMBRO LA PAZ O LA CIZAÑA?
«Señor tú has dado tu vida, dame la gracia de
pacificar, de reconciliar. Tú has derramado tu sangre, que no me importe que se
me hinche la lengua un poco si me muerdo antes que hablar mal de los demás».
En la Carta
a los Colosenses san Pablo muestra la tarjeta de identidad de
Jesús: es el primogénito de Dios, es
Dios mismo. El Padre lo ha enviado a “reconciliar y pacificar” a la humanidad
después del pecado. “La paz es
obra de Jesús”, dijo el Papa, de su “abajarse para obedecer hasta la
muerte y muerte de cruz”. “Y cuando hablamos de paz o reconciliación”, aunque
sean pequeñas paces, pequeñas reconciliaciones, tenemos que pensar en la “gran
paz y en la gran reconciliación” que hizo Jesús”. “Sin Él la paz no es posible.
Sin Él no es posible la reconciliación”. “Nuestra tarea - dijo el Papa
Francisco - es la de ser “hombres
y mujeres de paz, hombres y mujeres de reconciliación”, en medio de las
noticias de guerras, de odio, “incluso en las familias”.
«Y nos hará bien preguntarnos: ¿Yo siembro paz? Por
ejemplo, con mi lengua, ¿siembro paz o siembro cizaña?¿Cuántas veces hemos oído
decir de una persona: “Pero, ¡tiene una lengua de serpiente!”, porque hace
siempre lo que hizo la serpiente con Adán y Eva, ha destruido la paz. Y esto es
un mal, esta es una enfermedad en nuestra Iglesia: sembrar división, sembrar el
odio, no sembrar la paz. Es bueno para nosotros que cada día nos hagamos esta
pregunta: '¿Hoy sembré paz o sembré
cizaña?'. 'Pero, a veces, hay que decir las cosas, porque aquél y aquella…':
con esta actitud, ¿qué siembras tú?»
QUIEN
TRAE PAZ ES SANTO, QUIEN HABLA MAL, ES UN TERRORISTA
Los cristianos, por lo tanto, están llamados a ser
como Jesús, que “vino a nosotros para pacificar y reconciliar”:
«Si una persona, durante su vida, no hace otra cosa
que reconciliar y pacificar, se la puede canonizar: esa persona es santa. Pero, debemos crecer en esto, debemos convertirnos:
nunca una palabra que sea para dividir, nunca. Nunca una palabra que traiga
guerra, pequeñas guerras, nunca las habladurías. Yo pienso: ¿qué son las
habladurías? 'Eh, nada, decir una palabrita contra otro o contar una historia:
hizo esto…' ¡No! Decir habladurías
es terrorismo porque el que las hace es como un terrorista que tira
una bomba y se va, destruye: con la lengua destruye, no hace la paz. Pero, ¿es
vivo eh? No es un terrorista suicida, no, no, él se cuida bien».
HAY
QUE MORDERSE LA LENGUA
El Santo Padre repitió entonces una pequeña
exhortación:
«Cada vez que me viene a la boca decir algo que sea
sembrar cizaña y división y hablar mal del otro... ¡morderse la lengua! Se los
aseguro, ¿eh? Que si ustedes hacen este ejercicio de morderse la lengua en
lugar de sembrar cizaña, las primeras veces se les hinchará la lengua, herida,
porque el diablo nos ayuda en esto porque es su trabajo, su oficio: dividir».
(GM - RV)
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