El Papa Francisco celebra la misa matutina a la que
asiste un pequeño grupo de fieles en la capilla de la Casa de Santa Marta -
OSS_ROM
15/09/2015 09:03
(RV).- “La Iglesia es madre”, no “una asociación
rígida” que, al final, se vuelve “huérfana”. Lo afirmó el Papa
Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa
de Santa Marta, en la que, al igual que ayer, también participaron los nueve
Cardenales consejeros, quienes hasta mañana mantienen reuniones con el Santo
Padre.
En su homilía el Pontífice subrayó que, al
igual que la Virgen María, la Iglesia debe tener esa “maternidad” que se
expresa en las actitudes de humildad, bondad, perdón y ternura.
“Hijo, he aquí a tu Madre”. El Papa Francisco desarrolló su
homilía a partir de la palabra extraordinaria que Jesús dirige desde la Cruz “al
discípulo que Él amaba y a María”. En efecto, al comentar el Evangelio del día,
el Santo Padre subrayó que “no se puede pensar en María sin pensar en ella como
madre”.
Jesús no nos deja huérfanos, tenemos una Madre que
nos protege
Al mismo tiempo – prosiguió diciendo el Papa
Bergoglio – “su maternidad se ensancha en la figura de aquel nuevo hijo, se
ensancha a toda la Iglesia y a toda la humanidad”:
“En este tiempo en el que, no sé si es el sentido
principal, pero en el que hay un gran sentido en el mundo de orfandad, (es) un
mundo huérfano, esta Palabra tiene gran importancia, la importancia de que
Jesús nos dice: ‘No los dejo huérfanos, les doy una madre’. Y esto también es
nuestro orgullo: tenemos una madre, una madre que está con nosotros, nos
protege, que nos acompaña, que nos ayuda, también en los tiempos difíciles, en
los momentos feos”.
QUE LA IGLESIA SEA MADRE TIERNA Y NO UNA ASOCIACIÓN
SIN CALOR HUMANO
Los monjes rusos – recordó el Santo Padre – dicen
que “en
los momentos de las turbulencias espirituales debemos ir debajo del manto de la
Santa Madre de Dios” y de este modo, la madre “nos acoge y nos protege y cuida
de nosotros”. Pero “esta maternidad de María – prosiguió afirmando el
Papa – podemos decir que va más allá de Ella, es contagiosa”. De la
maternidad de María, viene una segunda maternidad, la “maternidad de la
Iglesia”:
“La Iglesia es madre. Es nuestra ‘santa madre
Iglesia, la que nos genera en el Bautismo, nos hace crecer en su comunidad y
tiene esas actitudes de maternidad, mansedumbre, bondad: la Madre María y la
madre Iglesia saben acariciar a sus hijos, dan ternura. Pensar en la Iglesia
sin esta maternidad es pensar en una asociación rígida, una asociación sin
calor humano, huérfana”.
SIN
MATERNIDAD, QUEDA SÓLO RIGIDEZ Y DISCIPLINA
“La Iglesia es madre y nos recibe a todos nosotros
como madre:
María madre, la Iglesia madre”, una maternidad que
“se expresa en las actitudes de humildad, de acogida, de comprensión, de
bondad, de perdón y de ternura”:
“Y donde hay maternidad y vida, hay vida, hay
alegría, hay paz, se crece en paz. Cuando falta esta maternidad sólo queda la
rigidez, aquella disciplina, y no se sabe sonreír. Una de las cosas más bellas
y humanas es sonreír a un niño y hacerlo sonreír”.
“Que el Señor – concluyó el Papa
Francisco su homilía – nos haga sentir también hoy cuando Él otra vez se
ofrece al Padre por nosotros: ‘Hijo, ¡he aquí a tu madre!’”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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