Mensaje del 29 al 30 de mayo de 1930 (Tuy, España)
Cuando Sor Lucía refería a su confesor el pedido de
la Virgen, éste le dijo:
¿Por qué 5 y no 9 como los primeros viernes, o 7
como los dolores de la Virgen?
Cuenta Lucía que estando en la Iglesia con el Señor
en la noche del 29 al 30 de mayo de 1930 y hablando con Él de dicha pregunta,
se sintió de manera imprevista invadida más íntimamente de la presencia divina
y he aquí lo que le fue revelado:
“Hija mía, el
motivo es el siguiente: son cinco las principales clases de blasfemias
cometidas contra el Inmaculado Corazón de María:
- Las blasfemias contra la Inmaculada
Concepción
- Las blasfemias contra su
Virginidad
- Las blasfemias contra su
Maternidad Divina, negándose al mismo tiempo reconocerla como Madre de los
hombres.
- Las blasfemias
de aquellos que públicamente tratan de infundir en los corazones de los
niños la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia esta Madre
Inmaculada.
- Las ofensas de aquellos que la ultrajan directamente en sus Sagradas Imágenes”.
“He aquí el motivo por el cual el Corazón Inmaculado de María me ha
sugerido pedir esta pequeña reparación y en consideración a Ella, conmover mi
misericordia para perdonar a las almas que han tenido la desgracia de
ofenderla”.
ORACIÓN DE
DESAGRAVIO
¡Oh
Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con que los pecadores ultrajan vuestro santísimo Nombre y
vuestras excelsas prerrogativas!
Aquí tenéis
postrado a vuestros pies, un indigno hijo vuestro, que, agobiado por el peso de
sus propias culpas, viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a
modo de penetrantes flechas dirigen contra Vos hombres insolentes y malvados.
Deseo
reparar con este acto de amor y rendimiento, que hago delante de vuestro
amantísimo Corazón, todas las
blasfemias que se lanzan contra vuestro augusto Nombre, todos los agravios que
se infieren a vuestras excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los hombres
corresponden a vuestro maternal amor e inagotable misericordia.
Aceptad, oh
Corazón Inmaculado esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo
reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en
adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar vuestro culto y vuestras glorias.
Concededme,
oh Corazón amabilísimo, que viva y crezca incesantemente en vuestro santo amor,
hasta verlo consumado en la gloria. Amén.
Pídanse las gracias que se
desean conseguir por intercesión del Inmaculado Corazón de María.
Para obtener las gracias que
hemos pedido, haremos las siguientes
DEPRECACIONES
I.- Os venero, amabilísimo Corazón de
María, que ardéis continuamente en vivas llamas de amor divino; por él suplico, Madre mía
amorosísima, abraséis mi tibio corazón en ese divino fuego en que estáis toda
inflamada.
Rezar
Avemaría y Gloria.
II.- Os venero, purísimo Corazón de
María, de quien brota la hermosa azucena de
virginal pureza. Por ella os pido, Madre mía inmaculada, purifiquéis mi impuro
corazón, infundiendo en él la pureza y castidad.
Rezar
Avemaría y Gloria.
III.- Os venero, afligidísimo Corazón
de María, traspasado con la espada de
dolor por la pasión y muerte de vuestro querido Hijo Jesús, y por las ofensas
que de continuo se hacen a su divina Majestad; dignaos, Madre mía dolorida,
penetrar mi duro corazón con un vivo dolor de mis pecados y con el más amargo
sentimiento de los ultrajes e injurias, que está recibiendo de los pecadores el
divino Corazón de mi adorable Redentor.
Rezar
Avemaría y Gloria.
Jaculatorias
¡Oh Corazón
Inmaculado de María, compadeceos de nosotros!
¡Refugio de
pecadores, rogad por nosotros!
¡Oh
dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Un Padrenuestro a
intención del Sumo Pontífice.
No hay comentarios:
Publicar un comentario