VATICANO, 01 Nov. 14 / 09:58 am (ACI/EWTN Noticias)
.- Al presidir el rezo del Ángelus en
la Fiesta de Todos los Santos, el Papa Francisco reflexionó sobre el papel de
los santos de la Iglesia, y aseguró que a
veces son los “últimos” para el mundo, pero los “primeros” para Dios.
El Santo Padre señaló que “los
primeros dos días del mes de noviembre constituyen para todos nosotros un
momento intenso de fe, de oración y de reflexión sobre las ‘cosas últimas’ de
la vida. En efecto, celebrando a todos los
Santos y conmemorando a todos los fieles difuntos, la Iglesia peregrina en la
tierra vive y expresa en la Liturgia el vínculo espiritual que la une a la
Iglesia delcielo”.
“Hoy alabamos a Dios por la multitud
innumerable de los santos y de las santas de todos los tiempos: hombres y
mujeres comunes, simples, a veces ‘últimos’ para el mundo, pero ‘primeros’ para
Dios”.
Citado por Radio Vaticano, Francisco
indicó que al mismo tiempo que a los santos “recordamos a nuestros queridos
difuntos visitando los cementerios: ¡es motivo de gran consolación pensar que
ellos están en compañía de la Virgen María de los Apóstoles, de los mártires y
de todos los santos y santas del Paraíso!”.
“La solemnidad de hoy nos ayuda así a
considerar una verdad fundamental de la fe cristiana, que nosotros profesamos
en el ‘Credo’”.
“¿Qué significa esto: la comunión de
los santos?” cuestionó el Papa, y a continuación respondió: “es la unión común
que nace de la fe y une a todos aquellos que pertenecen a Cristo, gracias al
Bautismo”.
“Se trata de una unión
espiritual - ¡todos estamos unidos! - que no se quiebra después de la
muerte, sino prosigue en la otra vida. En efecto, subsiste un lazo
indestructible entre nosotros vivientes en este mundo y cuantos han cruzado el
umbral de la muerte”.
Francisco indicó que “nosotros aquí en
la tierra, junto con los que han entrado en la eternidad, formamos una sola
gran familia. Se mantiene esta
familiaridad.
Esta maravillosa comunión, esta
maravillosa unión común entre tierra y cielo se actúa de forma más elevada e
intensa en la Liturgia y, sobre todo, en la celebración de la Eucaristía, que
expresa y realiza la unión más profunda entre los miembros de la Iglesia”.
“En la Eucaristía, en efecto, nosotros
encontramos a Jesús vivo y su fuerza, y a través de Él entramos en comunión con
nuestros hermanos en la fe: aquellos que viven cono nosotros aquí en la tierra
y aquellos que nos han precedido en la otra vida, la vida sin fin”.
El Papa aseguró que “esta realidad nos
colma de alegría: es hermoso tener tantos hermanos en la fe que caminan a
nuestro lado, nos sostienen con su ayuda y junto con nosotros recorren el
camino hacia el cielo”.
“Y es consolador saber que hay otros
hermanos que ya han alcanzado el cielo, nos esperan y rezan por nosotros, para
que juntos podamos contemplar en la eternidad el rostro glorioso y
misericordioso del Padre”.
El Santo Padre destacó que “en la gran
asamblea de los Santos, Dios ha querido reservar el primer lugar a la Madre de
Jesús. María está en el centro de comunión de los santos, como singular
custodia del vínculo de la Iglesia universal con Cristo, del vínculo de la
familia”.
“Ella es la Madre, Ella es la Madre
nuestra, nuestra Madre”.
Francisco subrayó que “para el que
quiere seguir a Jesús por la senda del Evangelio, Ella es la guía segura,
porque es la primera discípula. Ella es la Madre que acorre en seguida, siempre
atenta, a la cual confiar todo anhelo y dificultad”.
“¡Recemos junto con la Reina de todos
los Santos para que nos ayude a responder con generosidad y fidelidad a Dios
que nos llama a ser santos como Él es Santo!”, concluyó.
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