Glorioso Príncipe, San
Miguel Arcángel, yo, tu humilde siervo te saludo por intermedio del Sacratísimo
Corazón de nuestro Señor Jesucristo, te ofrezco mi amor por el aumento de
tu alegría, de tu fortaleza y de tu gloria. Doy gracias a Dios por las
bendiciones que Él trae para ti y con el que quiere honrarte y exaltarte a ti
por encima de todos los otros Ángeles. Yo especialmente me encomiendo a tu
cuidado en la vida y en la muerte. Quédate junto a mí, ahora y siempre, sobre
todo al final de mi vida. Tuviste la amabilidad de la consolarme, fortalecerme
y protegerme. Obtuviste para mí un aumento en la fe, en la esperanza y en la
caridad. No permitas que me aparte de la fe, ni que caiga en la trampa de
la desesperación, ni dar por sentado las buenas obras que realizo y pensar que
siempre me encuentro en medio de la gracia de Dios. Obtener para mí el perdón
de mis pecados, la humildad, la paciencia y otras virtudes, la perseverancia en
el bien verdadero, y la gracia final que me puede dar la gloria a Dios. Amén.
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO:
LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN:
PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA,
TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO,
Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…".
"ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN;
NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA.
¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE?
¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO?
¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA?
¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?.
QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …”
Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.
viernes, 26 de septiembre de 2014
ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL PRÍNCIPE GLORIOSÍSIMO
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