(RV).- (Con audio)
El Obispo de Roma en la catequesis del 17 de setiembre de 2014, en la
plaza del Santuario de san Pedro, ante miles de fieles y peregrinos
dijo que la Iglesia “Es católica porque es universal: tiene la misión de
anunciar la Buena Noticia del amor de Dios hasta los confines del
mundo, enseñando todo lo necesario para la salvación. Y es apostólica
porque es misionera: como los apóstoles y en continuidad con ellos, ha
sido enviada a preparar la venida del Señor, acompañando su palabra con
los signos de la ternura y del poder de Dios.
Explicando el
articulo del Credo que dice: “creo en la Iglesia católica y apostólica”,
Francisco explicó: “La Iglesia, universal y misionera, cuenta con la
asistencia del Espíritu Santo, que continuamente la hace salir de sí
misma al encuentro de los hermanos y hablar las lenguas del mundo entero
para comunicar a todos la alegría del Señor Resucitado.”
El
sucesor de Pedro afirmó que “como miembros de la Iglesia, también
nosotros participamos de su misión: somos responsables de la salvación
de todos los hombres, y, por tanto, no podemos permanecer indiferentes o
ajenos a la suerte de nuestros hermanos; además, el Espíritu Santo
también actúa en nosotros para que no nos cerremos en posiciones
unilaterales y procuremos siempre el entendimiento, la armonía, la
“sinfonía” en la vida cristiana”.
El Vicario de Cristo pidió para
los peregrinos a la tumba de los apóstoles Pedro y Pablo, que el Señor
“los ayude a anunciar a Cristo, que ama a todos los hombres”.
(Jesuita Guillermo Ortiz de RADIO VATICANA).
Texto completo de la catequesis del Papa en nuestro idioma:
Queridos hermanos:
En
el Credo decimos que la Iglesia es católica y apostólica. Es católica
porque es universal: tiene la misión de anunciar la Buena Noticia del
amor de Dios hasta los confines del mundo, enseñando todo lo necesario
para la salvación.
Y es apostólica porque es misionera:
como los apóstoles y en continuidad con ellos, ha sido enviada a
preparar la venida del Señor, acompañando su palabra con los signos de
la ternura y del poder de Dios.
La Iglesia, universal y
misionera, cuenta con la asistencia del Espíritu Santo, que
continuamente la hace salir de sí misma al encuentro de los hermanos y
hablar las lenguas del mundo entero para comunicar a todos la alegría
del Señor Resucitado.
Como miembros de la Iglesia,
también nosotros participamos de su misión: somos responsables de la
salvación de todos los hombres, y, por tanto, no podemos permanecer
indiferentes o ajenos a la suerte de nuestros hermanos; además, el
Espíritu Santo también actúa en nosotros para que no nos cerremos en
posiciones unilaterales y procuremos siempre el entendimiento, la
armonía, la “sinfonía” en la vida cristiana.
Saludo a los
peregrinos de lengua española venidos de España, México, Panamá,
Nicaragua, Argentina, Perú, Chile y otros países latinoamericanos. Pido
al Señor que su visita a Roma, y en concreto a la tumba de los apóstoles
Pedro y Pablo, los ayude a anunciar a Cristo, que ama a todos los
hombres.
Texto completo de la catequesis del Papa
"La Iglesia católica y apostólica"
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Esta semana continuamos hablando sobre la Iglesia.
Cuando
profesamos nuestra fe, nosotros afirmamos que la Iglesia es “católica” y
“apostólica”. Pero, ¿cuál es efectivamente el significado de estas dos
palabras, de estas dos conocidas características de la Iglesia? ¿Y qué
valor tienen para las comunidades cristianas y para cada uno de
nosotros?
1. Católica significa universal. Una definición
completa y clara nos es ofrecida por uno de los Padres de la Iglesia, de
los primeros siglos, San Cirilo de Jerusalén, cuando afirma: “la
Iglesia sin duda es llamada católica, es decir, universal, por el hecho
que está difundida por doquier, desde uno al otro confín de la tierra; y
porque universalmente y sin defección enseña todas las verdades que
deben llegar a conocimiento de los hombres, ya sea con respecto a las
cosas celestes que a las terrestres. (Catequesis XVIII, 23). Un signo
evidente de la catolicidad de la Iglesia es que ella habla todas las
lenguas. Y esto no es otra cosa que el efecto del Pentecostés (cfr At 2,
1-13): es el Espíritu Santo, en efecto, que ha puesto en condiciones a
los Apóstoles y a la Iglesia entera para que hagan resonar para todos,
hasta los confines de la tierra, la Buena Noticia de la salvación y del
amor de Dios. La Iglesia así nació católica, es decir, “sinfónica” desde
los orígenes y no puede ser otra cosa que católica, proyectada hacia la
evangelización y al encuentro con todos. La palabra de Dios hoy se lee
en todas las lenguas: todos tienen el Evangelio en la propia lengua.
Para leerlo. Y vuelvo a lo mismo: es siempre bueno llevar con nosotros
un Evangelio chiquito, para llevarlo en el bolsillo, en la cartera. Y
durante la jornada leer un fragmento. Esto nos hace bien. El Evangelio
está difundido en todas las lenguas porque la Iglesia, el anuncio de
Jesucristo Redentor está en todo el mundo. Y por esto se dice que la
Iglesia es católica: porque es universal.
2. Si la Iglesia nació
católica, quiere decir que nació “en salida”, que nació misionera. Si
los apóstoles se hubieran quedado ahí en el cenáculo, sin salir a
predicar el Evangelio, la Iglesia sería solamente la Iglesia de aquel
pueblo, de aquella ciudad, de aquel cenáculo. Pero todos salieron por el
mundo desde el momento del nacimiento de la Iglesia; desde el momento
que vino el Espíritu Santo. Y por esto la Iglesia nació “en salida”, es
decir, misionera. Es lo que expresamos calificándola apostólica. Porque
el apóstol es el que lleva la Buena Nueva de la resurrección de Jesús.
Este término nos recuerda que la Iglesia, sobre el fundamento de los
Apóstoles está en continuidad con ellos. Son los apóstoles que fueron y
fundaron nuevas iglesias, han consagrado nuevos obispos. Y así en todo
el mundo, en continuidad. Hoy, todos nosotros estamos en continuidad
con aquel grupo de apóstoles que ha recibido el Espíritu Santo y luego
fue “en salida” a predicar. La Iglesia es enviada para llevar a todos
los hombres este anuncio del Evangelio, acompañándolo con los signos de
la ternura y del poder de Dios. También esto deriva del evento del
Pentecostés: es el Espíritu Santo, en efecto, que supera toda
resistencia, que vence la tentación de cerrase en sí mismos, entre pocos
elegidos, y de considerarse los únicos destinatarios de la bendición de
Dios. Imaginémonos si un grupo de cristianos hace esto: “nosotros somos
los elegidos, sólo nosotros”… al final, mueren. Mueren primero en el
alma, luego morirán en el cuerpo porque no tienen vida, no son capaces
de generar vida a otra gente, a otros pueblos. No son apostólicos. Y es
precisamente el Espíritu Santo que nos conduce al encuentro con los
hermanos, también hacia aquellos más distantes en todo sentido, para que
puedan compartir con nosotros el amor, la paz, la alegría que el Señor
Resucitado nos ha dejado como don.
3. ¿Qué comporta para nuestras
comunidades y para cada uno de nosotros, ser parte de una iglesia que
es católica y apostólica? En primer lugar, significa llevar en el
corazón la salvación de toda la humanidad, no sentirse indiferente o
extraños con el destino de muchos de nuestros hermanos, sino abiertos y
solidarios para con ellos. También significa tener el sentido de
plenitud, de lo completo, de la armonía de la vida cristiana, rechazando
siempre las posiciones parciales, unilaterales, que nos encierran en
nosotros mismos.
Ser parte de la Iglesia apostólica quiere decir
ser consciente de que nuestra fe está anclada en el anuncio y en el
testimonio de los mismos Apóstoles de Jesús. Está anclada allí, es una
larga cadena que viene de allí; y por eso sentirse siempre enviados,
sentirse mandados, en comunión con los sucesores de los Apóstoles, a
anunciar, con el corazón lleno de alegría, a Cristo y su amor por toda
la humanidad. Y aquí yo quisiera recordar la vida heroica de tantos,
tantos misioneros y misioneras, que han dejado su patria para ir a
anunciar el evangelio en otros países, en otros continentes. Me decía
un cardenal brasilero que trabaja bastante en el Amazonas, que cuando él
va a un lugar, a un pueblo del Amazonas, a una ciudad, va siempre al
cementerio. Y allí ve las tumbas de estos misioneros, sacerdotes,
hermanos, monjas, que han ido a predicar el Evangelio, apóstoles; y él
piensa: todos ellos pueden ser canonizados ahora, han dejado todo para
anunciar a Jesucristo. Demos gracias a Dios porque nuestra Iglesia tiene
tantos misioneros, ha tenido tantos misioneros, y tiene necesidad de
más aún, ¡agradezcamos al Señor por esto! Tal vez entre tantos jóvenes,
chicos y chicas que están aquí, alguno tiene ganas de convertirse en
misionero, ¡que vaya hacia adelante! ¡Es bello esto, llevar el Evangelio
de Jesús! ¡Sean valientes!
Pidámosle entonces al Señor, que
renueve en nosotros el don de su Espíritu, para que toda comunidad
cristiana y todo bautizado sea expresión de la santa madre Iglesia
católica y apostólica.
Traducción del italiano: María Cecilia Mutual, Griselda Mutual – Radio Vaticana
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO:
LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN:
PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA,
TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO,
Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…".
"ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN;
NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA.
¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE?
¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO?
¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA?
¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?.
QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …”
Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.
miércoles, 17 de septiembre de 2014
Enviados en comunión con los sucesores de los apóstoles a anunciar a Cristo y su amor por toda la humanidad, el Papa en la catequesis ... Texto completo de la catequesis del Papa
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