2014-08-04
Una de
las costumbres que más sorprende del Papa Francisco es que le gusta llamar por
teléfono. Poco después de su elección, llamó a Buenos Aires para avisar a su
quiosquero de que no compraría más el periódico y también para cancelar una
cita con el dentista.
Las
últimas personas en recibir una llamada del Papa son la comunidad de
Carmelitas Descalzas de Lucena. Es la segunda vez que Francisco llama a
este monasterio de Córdoba, al sur de España.
El Papa
les llamó por primera vez para felicitarles el Año Nuevo. Nadie respondió al
teléfono y el mensaje que dejó Francisco en el contestador dio la vuelta al
mundo.
FRANCISCO
"¿Qué
andarán haciendo las monjas que no me pueden atender? Soy el Papa Francisco.
Las quería saludar en este fin de año. Voy a ver si más tarde las puedo llamar.
Que Dios les bendiga".
El pasado
sábado por la tarde, las Carmelitas sí cogieron el teléfono y hablaron con el
Papa.
Francisco les expresó su afecto y cercanía a las monjas y al pueblo de Lucena.
El Papa mantiene
el contacto con esta comunidad de Carmelitas desde hace quince años, sobre
todo para pedir oraciones. Como él, tres de las monjas que viven en el monasterio
son argentinas.
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