La NOVENA DEL
ESPÍRITU SANTO debe ser la más
importante para todo cristiano ya que
fue la primera que celebraron los Apóstoles con la Virgen María en el Cenáculo.
Allí aguardaron con recogimiento y oración su venida y recibieron sus
abundantes y maravillosos dones (Hechos de las Apóstoles 2, 1..)
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Ven, Espíritu Santo, llena los
corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor. Oh, Dios, que
con la luz del Espíritu Santo iluminas los corazones de tus fieles, concédenos
que guiados por el mismo Espíritu, disfrutemos de lo que es recto y nos gocemos
con su consuelo celestial.
Ven, Espíritu Santo, por tu Don Sabiduría, concédenos la gracia
de apreciar y estimar los bienes del cielo y muéstranos los medios para
alcanzarlos. Gloria...
Ven, Espíritu Santo, por tu Don de Entendimiento, ilumina
nuestras mentes respecto a los misterios de la salvación, para que podamos
comprenderlos perfectamente y abrazarlos con fervor. Gloria...
Ven, Espíritu Santo, por tu Don
de Consejo, inclina nuestros
corazones a actuar con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y
de nuestros semejantes. Gloria...
Ven, Espíritu Santo, por tu Don
de Fortaleza, fortalécenos
con tu gracia contra los enemigos de nuestra alma, para que podamos obtener la
corona de la victoria. Gloria...
Ven,
Espíritu Santo, por tu Don de Ciencia, enséñanos a vivir entre
las cosas terrenos para así no perder las eternas. Gloria...
Ven,
Espíritu Santo, por tu Don de Piedad, inspíranos a vivir sobria,
justa, y piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida. Gloria.
Ven,
Espíritu Santo, por tu Don de Temor de Dios, hiere nuestros
cuerpos con tu temor para así trabajar por la salvación de nuestras almas. Gloria...
ORACIÓN.
Oh Dios, que has unido las Naciones en la confesión de tu Nombre,
concédenos que los que han renacido por el agua del Bautismo, tengan la misma
fe en sus corazones y la misma piedad en sus acciones.
Oh Dios, que enviaste el Espíritu Santo a los Apóstoles, oye las
oraciones de tus fieles para que gocen de la verdadera Paz,
quienes por tu gracia, han recibido el Don de la verdadera fe.
Te suplicamos, oh Dios, que tu Santo Espíritu encienda en nuestros
corazones esa llama que Cristo trajo a la tierra y
deseó ardientemente fuera encendida.
Inflama, oh Señor, nuestros corazones con el fuego del Espíritu Santo,
para que te sirvamos castos de cuerpo y limpios de corazón. Enriquece, Señor,
nuestros corazones derramando con plenitud tu Santo Espíritu por cuya sabiduría
fuimos creados y por cuya providencia somos gobernados.
Te suplicamos, oh Dios Todopoderoso y Eterno, que tu Santo Espíritu nos
defienda y habite en nuestras almas, para que al fin, seamos los templos de su
gloria.
Te pedimos, Señor, que según la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo
nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad revelada.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén