¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

sábado, 22 de marzo de 2014

Humildad y oración para no “adueñarse” de la Palabra de Dios, pide el Papa en su homilía



(RV).- (actualizado con audio y video) RealAudioMP3 Para no “matar” en el corazón la Palabra de Dios, es necesario ser humildes y capaces de rezar. Dos actitudes que el Papa Francisco indicó esta mañana al comentar el Evangelio en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.

Es posible adueñarse de la Palabra de Dios y disponer de ella según el propio gusto, si un cristiano no es humilde y no reza. Para poner en guardia ante esta insidia el Papa desarrolló esta idea basándose en el Evangelio del día, en el que Jesús relata la parábola de los viñaderos homicidas que primero asesinan a los siervos y, por último, al hijo del dueño de la viña, con la intención de adueñarse de su herencia. Parábola que escucharon los fariseos, los ancianos y los sacerdotes, a los cuales – explicó Francisco – Jesús se dirige para hacerles comprender “dónde han caído” por no tener “el corazón abierto a la Palabra de Dios”:

“Éste es el drama de esta gente, ¡y también nuestro drama! Se adueñaron de la Palabra de Dios. Y la Palabra de Dios se vuelve palabra de ellos, una palabra según su interés, sus ideologías, sus teologías… pero a su servicio. Y cada uno la interpreta según su propia voluntad, según su propio interés. Éste es el drama de este pueblo. Y para conservar esto, asesinan. Esto sucedió a Jesús”.
“Los jefes de los sacerdotes y de los fariseos – prosiguió diciendo el Papa – comprendieron que hablaba de ellos cuando escucharon esta palabra de Jesús. Trataron de capturarlo y hacerlo morir”. De este modo – afirmó Francisco – “la Palabra de Dios se vuelve muerta, se vuelve prisionera, el Espíritu Santo está enjaulado en los deseos de cada uno de ellos”. Y es exactamente lo que nos sucede a nosotros, observó el Papa, “cuando no estamos abiertos a la novedad de la Palabra de Dios, cuando no somos obedientes a la Palabra de Dios”:

“Pero hay una frase que nos da esperanza. La Palabra de Dios está muerta en el corazón de esta gente; ¡también puede morir en nuestro corazón! Pero no termina, porque está viva en el corazón de los sencillos, de los humildes, del pueblo de Dios. Trataban de capturarlo, pero tuvieron miedo de la muchedumbre del pueblo de Dios, porque lo consideraba un profeta. Esa muchedumbre sencilla – que iba detrás de Jesús, porque lo que Jesús decía les hacía bien al corazón, daba calor al corazón – esta gente no se había equivocado: non usaba la Palabra de Dios para su propio interés. Sentía y trataba de ser un poco más buena”.
Al concluir su homilía Francisco se preguntó: ¿“Y nosotros, qué podemos hacer para no matar la Palabra de Dios”, para “ser dóciles”, “para no enjaular al Espíritu Santo”? Su respuesta fue: “Dos cosas sencillas”:

“Ésta es la actitud de quien quiere escuchar la Palabra de Dios: primero, humildad; segundo, oración. Esta gente no rezaba. No tenía necesidad de rezar. Se sentían seguros, se sentían fuertes, se sentían ‘dioses’. Humildad y oración: con la humildad y la oración vamos adelante para escuchar la Palabra de Dios y obedecerle. En la Iglesia. Humildad y oración en la Iglesia. Y así, no nos sucederá a nosotros lo que le pasó a esta gente: no mataremos para defender la Palabra de Dios, esa palabra que nosotros creemos que es la Palabra de Dios, pero que es una palabra totalmente alterada por nosotros”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

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