(RV).- (con audio)
Siguiendo las huellas de su Predecesor Pío XII, para llegar a todos
los rincones del mundo y a toda la humanidad, san Juan XXIII, el tercer
Papa de Radio Vaticano, dirigió 78 radiomensajes en sus 4 años, 7 meses y
6 días de Pontificado. En este documento sonoro histórico, de los
archivos de nuestra emisora, escucharemos la solemnidad y al mismo
tiempo el cariño paternal de San Juan XXIII al amado pueblo argentino,
«reunido en torno al Sacramento del Amor», como él mismo dijo el 11 de
octubre de 1959. Desde el Palacio Apostólico Vaticano, llegaba a
Argentina, la voz y la bendición del Papa Roncalli con motivo del
Congreso Eucarístico Nacional Argentino, que se celebraba en Córdoba.
(CdM – RV)
Texto completo del radiomensaje del Papa Juan XXIII al Congreso Eucarístico Nacional Argentino, reunido en Córdoba:
«Ante
el grandioso testimonio de fe que, en torno al Sacramento del Amor,
está dando el noble Pueblo Argentino, congregado numeroso y devoto en
esa ilustre urbe de Córdoba, deseamos reunir, Venerables Hermanos y
amadísimos todos, el palpitar de vuestros fervores y de vuestras ansias
para presentarlo a Dios como rendido tributo de gloria.
Han
pasado exactamente cinco lustros, desde cuando el nombre de Buenos
Aires recorrió, vinculado a su Congreso Eucarístico, los más apartados
rincones del mundo; desde cuando Nuestro Antecesor, de feliz memoria,
tuvo en sus manos, todavía Cardenal Pacelli, la Hostia Santa e imploraba
dones divinos sobre las multitudes arrodilladas. Hoy, vuestro Congreso
en Córdoba es el eco conmemorativo, piadoso, del mismo espíritu de ayer,
de idénticos ideales y plegarias.
¡Cuánto dolor y cuántas
lagrimas ha habido en la tierra desde esos remotos días! Si la
humanidad hubiera practicado las perennes doctrinas de amor y de unidad
provenientes del Sacramento Eucarístico —sacramentum. caritatis, quasi
figurativum et effectivum— (S. Th. 3ª p., q. 78, art. 3 ad 6) las
miserias y discordias no estarían, sin duda, tan fecunda y tan
ruinosamente sembradas. ¡Cuándo se aprenderá que el único camino para no
perderse, la única verdad para no errar, la única vida para no morir,
continúa siendo Cristo, actual en la Hostia Inmaculada, sacramento de
piedad, signo de unidad y vinculo de caridad! (cf. S. Agustín, Trac 26
in Evang. S. Ioann. n. 13).
La Eucaristía es —será
siempre— fuente de armonía y de paz verdaderas para los individuos,
familias y pueblos. Si se frecuenta debidamente, enfrena las pasiones,
sobre todo la soberbia y el egoísmo, causas de tantos males; aúna las
voluntades en la concordia; estimula el sentido de fraternidad; impulsa a
amar lo equitativo y a aliviar las amarguras de cuantos sufren; ¡cómo
no va a derivar todo esto del sustento de una Mesa en la cual los
hermanos se alimentan con el mismo Pan, con el Sacramentum totius
ecclesiasticae unitatis! (S. Th. 3ª p., q. 83, art. 4 ad 3).
Vivamente
anhelamos —y así lo pedimos al Altísimo— que los fulgores de esa
Custodia penetren santificadores en vuestras mentes, os sostengan en el
bien, iluminen aun a cuantos, atraídos por pobres ilusiones, están
apartados de la ley divina. Sí, el esplendor y entusiasmo de este
Congreso no han de apagarse con su clausura: cada fiel argentino con una
vida de piedad profunda, cada familia practicando las virtudes
domésticas, cada organismo siendo alarde de integridad de costumbres,
han de testimoniar valientemente que Dios tiene un trono, no sólo en la
Eucaristía, sino también en las almas, en los hogares, en las escuelas,
en los campos y en las urbes, desde el cual influye, como Rey absoluto,
en los actos y pasos de cada argentino. Amadísimos: Argentina es grande y
hermosa, sea también santa.
Con estos paternales deseos
bendecimos efusivamente a Nuestro dignísimo Legado; a nuestros hermanos
en el Episcopado; al Señor Presidente y Gobierno de la República; a las
autoridades presentes; a cuantos han colaborado en el Congreso; al
Clero, Religiosos y fieles todos de Argentina: tan dentro de Nuestro
afecto de Padre».
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO:
LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN:
PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA,
TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO,
Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…".
"ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN;
NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA.
¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE?
¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO?
¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA?
¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?.
QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …”
Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.
martes, 29 de abril de 2014
San Juan XXIII: la Eucaristía es y será siempre fuente de armonía y de paz verdaderas para los individuos, familias y pueblos
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