2014-04-25
Se
descubrió el tapiz y San Pedro rompió en aplausos. El 2 de mayo de 2011, Juan
Pablo II se convirtió en beato.
Seis años
antes, más de un millón y medio de personas le dieron su último adiós en
Roma. Era 8 de abril de 2005 y el viento agitaba las hojas del Evangelio
sobre su féretro. Juan Pablo II había fallecido 6 días antes y el mundo le
recordaba al grito de "Santo súbito”.
Su vida
se apagó poco a poco pero la enfermedad no fue un obstáculo para que continuara
incansablemente hablando de Dios; incluso en los últimos momentos, cuando le
faltó la voz.
Fue Papa
durante 26 años y 5 meses, uno de los pontificados más largos. Sumando
los kilómetros que recorrió, a lo largo y ancho del mundo, podría haber
hecho 3 viajes a la Luna. En cada destino fue capaz de tocar el corazón de
las personas.
En 1978,
tras dos jornadas de cónclave, fue elegido sucesor de Pedro. Cuentan que fue el
último cardenal en llegar a Roma porque su coche se estropeó e incluso tuvo que
hacer autostop para llegar.
Venía de
Cracovia. Era arzobispo desde 1962 y cardenal desde 1967. En esta ciudad polaca
vivió 40 años. Allí fue primero seminarista, luego sacerdote, obispo auxiliar y
finalmente arzobispo. Especialmente duros fueron sus años como seminarista
porque tuvo que estudiar en el seminario clandestino que fundó el
cardenal de Cracovia. Juan Pablo II recordaba con emoción aquella época que
culminó con su ordenación sacerdotal en 1946.
JUAN
PABLO II
"Esta
experiencia de obrero y a la vez seminarista clandestino me ha acompañado toda
la vida. En la fábrica, para hacer mi turno de ocho horas, de día o de noche,
llevaba conmigo algunos libros. Mis colegas obreros se extrañaron un poco, pero
no se escandalizaron”.
Era 1943.
Durante el día trabajaba 8 horas en una cantera y durante la noche se
preparaba para el sacerdocio. Eran los años en los que el comunismo había
terminado con la libertad de los polacos. Era el segundo régimen totalitario
que sufría el país.
Los nazis
lo habían invadido años antes cuando Karol Wojtyla estudiaba en la universidad
Jagellónica de Cracovia. Allí, junto a muchos amigos judíos, daba rienda suelta
a una de sus pasiones: el teatro. La llegada de Hitler a Polonia truncó sus
años universitarios.
Para
entonces, Karol estaba ya solo. Su padre había muerto en 1941. Con él había
vivido desde que fallecieron su hermano Edmund, en 1932, y su madre cuando él
apenas tenía 8 años.
Al morir
Emilia, la madre de Juan Pablo II, su padre les llevó a él y a su hermano a un
santuario mariano y les señaló a la Virgen. Les dijo que ella sería su madre.
Nació entonces su enorme devoción por María. Eran todavía los años en los
que la familia vivía en Wadowice, donde el pequeño Lolek, como le llamaban
cariñosamente, nació un 18 de mayo de 1920.
No hay comentarios:
Publicar un comentario