2014-04-25
Para la
historia de la Iglesia, Juan XXIII fue un revolucionario. Sin
embargo, para la gente común fue un hombre atento a cada persona.
Angelo
Roncalli era el
tercero de 13 hermanos. Nació en un pueblo en el norte de Italia en 1881. Entró
en el seminario menor a los 12 años y a los 20 se fue a Roma para ser sacerdote.
En una carta explicó a sus padres esta decisión.
MONS.
BATTISTA ANGELO PANSA
Historiador
de Juan XXIII
"No
me hago sacerdote por dinero u honores, ni para encontrar comodidad o placeres.
Lo hago sólo por hacer el bien a la gente necesitada”.
Una vez
terminados sus estudios, Angelo Roncalli volvió a su diócesis, a
Bérgamo. Trabajó para el obispo Giacomo Tedeschi, que le influyó mucho
en su vida por su dedicación a las clases trabajadoras.
En 1921
el Papa le nombró Delegado apostólico en Bulgaria: Allí, el contacto con
las otras confesiones cristianas hizo que años después, como Papa, impulsara
con fuerza el ecumenismo.
MONS.
BATTISTA ANGELO PANSA
Historiador
de Juan XXIII
"Inicia
el Concilio Vaticano II con el discurso 'Gaudet Mater Ecclesia', La Madre
Iglesia se alegra. Es el primer concilio después del de Jerusalén que no
nace con un objetivo concreto”.
Como Papa
intentó que nadie quedara excluido de la Iglesia, especialmente la gente común.
No era raro que saliera del Vaticano para fiestas como la Navidad.
MONS.
BATTISTA ANGELO PANSA
Historiador
de Juan XXIII
"De
improviso, por la tarde, bajaba del Vaticano, visitaba el hospital del Santo
Espíritu, aquí al lado, o el hospital pediátrico del Bambino Gesù. Dice él
mismo: 'Los niños me han confundido con Papá Noel porque iba de rojo'. Y al día
siguiente, el 26, está con los encarcelados de la prisión Regina Coeli. Les
dijo que como ellos no podían visitarlo él se decidió a hacerlo”.
El cariño
entre Juan XXIII y la gente era mutuo. El 3 de junio de 1963, durante su agonía, miles
de peregrinos de toda clase y condición social fueron a la plaza de San Pedro
para dar su último adiós al 'Papa bueno'.
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