COMENTARIO
TEOLÓGICO DEL CARDENAL JOSEPH RATZINGER
El COMENTARIO TEOLÓGICO DEL
PREFECTO DE LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE está dividido en tres
partes:
Revelación
pública y revelaciones privadas, su lugar teológico;
La
estructura antropológica de las revelaciones privadas; Un intento de
interpretación del secreto de Fátima.
1)
"El término 'REVELACIÓN
PÚBLICA' designa la acción reveladora de
Dios destinada a toda la humanidad, que ha encontrado su expresión literaria en
las dos partes de la Biblia: el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Se llama 'REVELACIÓN' porque en
ella Dios se ha dado a conocer progresivamente a los hombres, hasta el punto de
hacerse él mismo hombre, para atraer a sí y para reunir en sí a todo el mundo
por medio del Hijo encarnado, Jesucristo.
En Cristo Dios ha dicho todo, es decir, se ha manifestado a sí mismo y,
por lo tanto, la revelación ha concluido con la realización del misterio de
Cristo que ha encontrado su expresión en el Nuevo Testamento".
2)
La "REVELACIÓN
PRIVADA", en cambio, "se refiere a todas las visiones y
revelaciones que tienen lugar una vez terminado el Nuevo Testamento; es ésta la
categoría dentro de la cual debemos colocar el mensaje de Fátima.
LA AUTORIDAD DE LAS REVELACIONES
PRIVADAS -prosigue el cardenal Ratzinger- es esencialmente diversa de la ÚNICA
REVELACIÓN PÚBLICA:
ésta exige nuestra fe". La REVELACIÓN PRIVADA, en cambio,
"es una ayuda para la fe, y se manifiesta como creíble precisamente porque
remite a la única revelación pública".
Citando al teólogo flamenco E.
Dhanis, el PREFECTO PARA LA FE afirma que
"LA APROBACIÓN ECLESIÁSTICA
DE UNA REVELACIÓN PRIVADA CONTIENE TRES ELEMENTOS: el mensaje en cuestión no
contiene nada que vaya contra la fe y las buenas costumbres;
es lícito hacerlo público, y los
fieles están autorizados a darle en forma prudente su adhesión".
"Un mensaje así puede ser una ayuda
válida para comprender y vivir mejor el Evangelio en el momento presente; por
esto no se debe descartar. Es una ayuda que se ofrece, pero no es obligatorio
hacer uso de la misma".
El cardenal Ratzinger subraya
también que "la profecía en el sentido de la Biblia no quiere decir predecir el
futuro, sino explicar la voluntad de Dios para el presente, lo cual muestra el
recto camino hacia el futuro".
La parte más importante del COMENTARIO
TEOLÓGICO está dedicada a "un intento de interpretación del secreto
de Fátima".
Del mismo modo que la palabra clave de la PRIMERA Y DE LA SEGUNDA PARTE DEL "SECRETO" es la de "SALVAR ALMAS", "la
palabra clave de este 'secreto' es el triple grito: '¡Penitencia,
Penitencia, Penitencia!'.
Viene a la mente el comienzo del
Evangelio: 'paenitemini et credite evangelio' (Mc 1,15).
Comprender los signos de los
tiempos significa comprender la urgencia de la penitencia, de la conversión y
de la fe.
Esta es la respuesta adecuada al
momento histórico, que se caracteriza por grandes peligros y que serán
descritos en las imágenes sucesivas.
Me permito insertar aquí un
recuerdo personal: en una conversación conmigo, Sor Lucia me dijo que le
resultaba cada vez más claro que el objetivo de todas las apariciones era el de
hacer crecer siempre más en la fe, en la esperanza y en la caridad. Todo el
resto era sólo para conducir a esto".
3)
Después,
el prefecto de la CONGREGACIÓN PARA LA FE pasa revista a las
"imágenes" del secreto.
"El
ángel con la espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios recuerda imágenes
análogas en el Apocalipsis.
Representa
la amenaza del juicio que incumbe sobre el mundo.
La
perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas,
hoy no es considerada absolutamente pura fantasía:
el hombre
mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego".
"La visión muestra después la
fuerza que se opone al poder de destrucción:
el esplendor de la Madre de Dios, y proveniente siempre de él,
la llamada a la penitencia.
De este modo se subraya la
importancia de la libertad del hombre:
el futuro no está determinado de un modo inmutable, y la imagen que
vieron los niños no es una película anticipada del futuro, de la cual nada
podría cambiarse. En realidad, toda la visión tiene lugar sólo para llamar la
atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección positiva. (...)
Su sentido es el de movilizar las fuerzas del cambio hacia el bien.
Por eso están totalmente fuera de lugar las explicaciones fatalísticas
del 'secreto' que dicen que el atentado del 13 de mayo de 1981 habría sido en
definitiva un instrumento de la Providencia. (...)
La visión habla más bien de los peligros y del camino para salvarse de
los mismos".
Pasando a
las siguientes imágenes, "el lugar
de la acción -explica el Cardenal Ratzinger- aparece descrito con tres
símbolos:
una montaña escarpada, una gran ciudad medio en ruinas, y finalmente una
gran cruz de troncos rústicos.
Montaña y ciudad simbolizan el lugar de la historia humana:
la historia como costosa subida hacia lo alto, la historia como lugar de
la humana creatividad y de la convivencia, pero al mismo tiempo como lugar de
las destrucciones, en las que el hombre destruye la obra de su proprio trabajo
(...)
Sobre la montaña está la cruz,
meta y punto de orientación de la historia.
En la cruz la destrucción se transforma en salvación;
se levanta como signo de la miseria de la historia y
como promesa para la misma".
"Aparecen después aquí
personas humanas:
el Obispo vestido de blanco ('hemos tenido el presentimiento de que
fuera el Santo Padre'), otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y,
finalmente, hombres y mujeres de todas las clases y estratos sociales.
El Papa parece que precede a los otros, temblando y sufriendo por todos
los horrores que lo rodean. No sólo las casas de la ciudad están medio en
ruinas, sino que su camino pasa en medio de los cuerpos de los muertos.
El camino de la Iglesia se describe así como un viacrucis, como camino
en un tiempo de violencia, de destrucciones y de persecuciones.
En esta imagen, se puede ver representada la historia de todo un siglo.
Del mismo modo que los lugares de la tierra están sintéticamente
representados en las dos imágenes de la montaña y de la ciudad, y están
orientados hacia la cruz, también los tiempos son representados de forma
compacta".
"En la visión podemos reconocer el siglo pasado como siglo de los
mártires, como siglo de los sufrimientos y de las persecuciones contra la
Iglesia,
como el siglo de las guerras mundiales y de muchas guerras locales que
han llenado toda su segunda mitad y han hecho experimentar nuevas formas de
crueldad.
En el 'espejo' de esta visión vemos pasar a los testigos de la fe de
decenios".
El prefecto de la CONGREGACIÓN DE LA DOCTRINA DE LA FE afirma también que
en el viacrucis de este siglo "la figura del Papa tiene un papel
especial.
En su fatigoso subir a la montaña podemos encontrar indicados con
seguridad juntos diversos Papa, que empezando por Pío X hasta el Papa actual
han compartido los sufrimientos de este siglo y se han esforzado por avanzar
entre ellos por el camino que lleva a la cruz.
En la visión también el Papa es matado en el camino de los mártires.
No podía el Santo Padre, cuando
después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la TERCERA
PARTE DEL 'SECRETO', reconocer en él su proprio destino?
Había estado muy cerca de las
puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado con las siguientes
palabras:
'fue una mano materna la que guió la trayectoria de la bala y
el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte' (13 de mayo de
1994).
Que 'una mano materna' haya
desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino
inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la
historia y, que al final, LA ORACIÓN ES MÁS FUERTE QUE LAS BALAS, LA FE MÁS
POTENTE QUE LAS DIVISIONES".
La conclusión
del secreto, prosigue el Cardenal Ratzinger,
"recuerda imágenes que Lucía puede
haber visto en libros piadosos,
y cuyo contenido deriva de
antiguas intuiciones de fe.
Es una visión consoladora, que quiere hacer maleable
por el poder salvador de Dios una historia de sangre y lágrimas.
Los ángeles recogen bajo los brazos de la Cruz la Sangre de los Mártires
y
riegan con ella las almas que se acercan a Dios.
La Sangre de Cristo y la Sangre de los Mártires están aquí consideradas
juntas:
la Sangre de los Mártires fluye de los brazos de la Cruz.
Su martirio se lleva a cabo de manera solidaria con la Pasión de Cristo
y
se convierte en una sola cosa con ella".
"La visión de LA TERCERA PARTE DEL SECRETO tan angustiosa en su
comienzo, se concluye pues con una imagen de esperanza:
ningún sufrimiento es vano y, precisamente una Iglesia sufriente,
una Iglesia de Mártires, se convierte en señal orientadora para la
búsqueda de Dios por parte del hombre (...) del sufrimiento de los testigos
deriva una fuerza de purificación y de renovación, porque es actualización del
sufrimiento mismo de Cristo y transmite en el presente su eficacia
salvífica".
¿QUÉ SIGNIFICA EN SU CONJUNTO (EN SUS TRES PARTES), EL
"SECRETO" DE FÁTIMA?, se pregunta por último el cardenal Ratzinger.
"Ante todo debemos afirmar con el
Cardenal Sodano:
'los acontecimientos a los que se refiere la TERCERA PARTE DEL 'SECRETO'
DE FÁTIMA parecen pertenecer ya al pasado'.
En la medida en que se refiere a
acontecimientos concretos ya pertenecen al pasado. Quien había esperado
impresionantes revelaciones apocalípticas sobre el fin del mundo o sobre el
curso futuro de la historia se desilusionará.
Fátima no nos ofrece este tipo de
satisfacción de nuestra curiosidad,
lo mismo que la fe cristiana no
quiere y no puede ser un mero alimento para nuestra curiosidad.
Lo que queda de válido lo hemos
visto de inmediato al inicio de nuestras reflexiones sobre el texto del 'SECRETO':
LA EXHORTACIÓN A LA ORACIÓN COMO CAMINO PARA LA 'SALVACIÓN DE LAS ALMAS'
Y, EN EL MISMO SENTIDO, LA LLAMADA A LA PENITENCIA Y A LA CONVERSIÓN".
"Quisiera al final volver
aún sobre otra palabra clave del 'SECRETO', que con razón se ha hecho famosa: 'MI CORAZÓN INMACULADO TRIUNFARÁ'.
¿Qué quiere decir esto?
Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios,
es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma.
El fiat de María, la Palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo,
porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este 'sí'
Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y
así permanece ahora y para siempre.
El maligno tiene poder en este
mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque
nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios".
"Pero desde que Dios mismo
tiene corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el
bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra. Desde
aquel momento cobran todo su valor las palabras de Jesús: 'padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he
vencido al mundo' (Jn 16,33).
El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa".
No hay comentarios:
Publicar un comentario