(RV).-
En el quinquenio 2009-2014 la Comisión Teológica Internacional ha
realizado un estudio sobre algunos aspectos el discurso cristiano acerca
de Dios, confrontándose de manera particular con la tesis según la cual
se daría una relación necesaria entre el monoteísmo y la violencia.
El
trabajo se ha desarrollado dentro de una comisión presidida por el
Rev.do Philippe Vallin y compuesta por los siguientes miembros: Rev.do
Peter Damian Akpunonu, P. Gilles Emery, O.P., S.E. Mons. Savio Hon
Tai-Fai, S.D.B., S.E. Mons. Charles Morerod, O.P., Rev.do Thomas Norris,
Rev.do Javier Prades López, S.E. Mons. Paul Rouhana, Rev.do Pierangelo
Sequeri, Rev.do Guillermo Zuleta Salas.
Las discusiones generales
sobre este tema se desarrollaron en varios encuentros de la Subcomisión y
durante las sesiones plenarias de la misma Comisión, que tuvieron lugar
en los años 2009-2013. El presente texto, titulado “Dios Trinidad,
unidad de los hombres. El monoteísmo cristiano contra la violencia” fue
aprobado por la Comisión “in forma specifica” el 6 de diciembre 2013 y
fue después sometido a su presidente, S.E. Mons. Gerhard L. Müller,
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien autorizó su
publicación.
Presentación del documento de la Comisión teológica internacional en español
Comisión Teológica Internacional
“Dios Trinidad, unidad de los hombres. El monoteísmo cristiano contra la violencia”
ÍNDICE
CAPÍTULO 1: SOSPECHAS RESPECTO AL MONOTEÍSMO
1. La experiencia religiosa de lo divino
2. Monoteísmo y violencia ¿una vinculación necesaria?
3. ¿Politeísmo tolerante? Una metáfora discutible
4. La responsabilidad establecida para nuestra fe
CAPÍTULO II: LA INICIATIVA DE DIOS EN EL CAMINO DE LOS HOMBRES
1. La alianza con Dios, destinada a todas las naciones
2. Discernimiento cristiano de la antigua revelación
3. Practicar el amor, cuidar la justicia
4. La fe en el Hijo, contra la enemistad entre los hombres
CAPÍTULO III: DIOS, PARA SALVARNOS DE LA VIOLENCIA
1. Dios Padre nos salva por la Cruz del Hijo
2. La superación de la violencia, en el Hijo
3. La carne del hombre, destinada a la gloria de Dios
4. La esperanza de los pueblos, la fe de la Iglesia
CAPÍTULO IV: LA FE CONFRONTADA CON LA AMPLITUD DE LA RAZÓN
1. La vía del diálogo y el nudo del ateísmo
2. La confrontación sobre la verdad de la existencia de Dios
3. La crítica de la religión y el naturalismo ateo
4. El compromiso de la razón: el mundo creado, el Logos de Dios
5. Trascendencia divina y relaciones en y con el Dios único
CAPÍTULO V: LOS HIJOS DE DIOS DISPERSOS Y REUNIDOS
1. La dignidad del individuo y el vínculo de la muchedumbre
2. Dios sostiene la pasión por la justicia, abre de nuevo la esperanza de la vida
3. La purificación religiosa de la tentación del dominio
4. La fuerza de la paz con Dios, misión de la Iglesia
Presentación
El
texto de reflexión teológica que presentamos se propone mostrar algunos
aspectos del discurso cristiano sobre Dios que, en el contexto actual,
requieren una clarificación teológica específica. La ocasión para esta
clarificación es la teoría, que se argumenta de diversas maneras, según
la cual se da una relación necesaria entre el monoteísmo y las guerras
de religión. La discusión en torno a esta conexión ha hecho que salgan a
la luz no pocos motivos de malentendido de la doctrina religiosa, que
oscurecen el auténtico pensamiento cristiano sobre el único Dios.
Podríamos
resumir el propósito de nuestro discurso en una doble pregunta: (a) ¿de
qué manera la teología católica puede confrontarse críticamente con la
opinión cultural y política que establece una relación intrínseca entre
monoteísmo y violencia? (b) ¿de qué manera la pureza religiosa de la fe
en el único Dios puede ser reconocida como principio y fuente del amor
entre los hombres?
Nuestra reflexión quiere presentarse en clave de
testimonio argumentado, no de contraposición apologética. La fe
cristiana reconoce en la instigación a la violencia la máxima corrupción
de la religión. El cristianismo tiene esta convicción a partir de la
revelación de la intimidad misma de Dios, que llega a nosotros mediante
Jesucristo. La Iglesia de los creyentes es consciente del hecho de que
el testimonio de esta fe debe ser correspondida con una actitud de
conversión permanente: esto implica también la “parresia” (es decir la
franqueza valerosa) de la necesaria autocrítica.
En el Capítulo I
nos hemos propuesto clarificar el tema del “monoteísmo” religioso según
la acepción que recibe en algunas orientaciones de la filosofía política
actual. Somos conscientes del hecho de que tal evolución presenta hoy
un espectro muy variado de posiciones teóricas, que van desde el clásico
trasfondo del ateísmo denominado humanista, hasta las formas más
recientes del agnosticismo religioso y del laicismo político. Nuestra
reflexión querría ante todo precisar que la noción de monoteísmo, una
noción que no carece de significado para la historia de nuestra cultura,
resulta todavía demasiado genérica cuando se usa como punto clave para
mostrar la equivalencia de las religiones históricas que confiesan la
unicidad de Dios (identificadas como Hebraísmo, Islam, Cristianismo). En
segundo lugar, formulamos nuestra reserva crítica frente a una
simplificación cultural que reduce la posibilidad de elección a la
alternativa entre un monoteísmo violento y un politeísmo presuntamente
tolerante.
En esta reflexión nos anima, en cualquier caso, la
convicción, que consideramos con razón compartida por muchísimos de
nuestros contemporáneos, creyentes y no creyentes, de que las guerras
interreligiosas, así como la guerra a la religión, son algo
sencillamente absurdo.
Como teólogos católicos, hemos tratado de
ilustrar, a partir de la verdad de Jesucristo, la relación entre
revelación de Dios y humanismo no violento. Lo hemos hecho exponiendo
algunas implicaciones de la doctrina especialmente adecuadas para dar
luz en la discusión actual: tanto en lo referente a la auténtica
comprensión de la confesión trinitaria del Dios único, como en lo
referente a la apertura que supone la revelación cristológica para el
restablecimiento de los vínculos entre los hombres.
En el
Capítulo II, interrogamos al horizonte de la fe bíblica, dedicando una
atención particular al tema de sus “páginas difíciles”: aquellas donde
la revelación de Dios se encuentra envuelta en formas de violencia entre
los hombres. Tratamos de localizar los puntos de referencia que ofrece
la misma tradición escriturística – desde su interior – para interpretar
de la palabra de Dios. Sobre la base de este reconocimiento,
presentamos un primer esbozo que organice antropológica y
cristológicamente los desarrollos de la interpretación del tema,
requeridos por la condición histórica actual.
En el Capítulo
III, nos proponemos profundizar en el acontecimiento de la muerte y de
la resurrección de Jesús, en la clave de la reconciliación entre los
hombres. La oikonomia aquí es esencial para la determinación de la
theologia. La revelación inscrita en el acontecimiento de Jesucristo,
que hace digna de estima para todos la manifestación del amor de Dios,
permite neutralizar la justificación religiosa de la violencia sobre a
partir de la verdad cristológica y trinitaria de Dios.
En el
Capítulo IV, nuestra reflexión se ocupa de iluminar las aproximaciones y
las implicaciones filosóficas del pensamiento sobre Dios. Aquí se tocan
ante todo los puntos de discusión con el ateísmo de nuestros días, que
confluye muy generalmente en las tesis de un naturalismo antropológico.
Finalmente – también para ayudar a la confrontación interreligiosa sobre
el monoteísmo – proponemos una especie de meditación
filosófico-teológica sobre la integración entre la revelación de la
íntima disposición relacional de Dios y la concepción tradicional de su
absoluta simplicidad.
En el Capítulo V, finalmente, asumimos de
nuevo los elementos de lo específicamente cristiano que definen el
compromiso del testimonio eclesial para la reconciliación de los hombres
con Dios y entre sí. La revelación cristiana purifica la religión,
desde el mismo momento en el que le devuelve su significado fundamental
para la experiencia humana del sentido. Por ello, en nuestra invitación a
la reflexión, tenemos muy presente la especial necesidad – sobre todo
en el horizonte cultural actual – de tratar siempre de modo conjunto el
contenido teológico y el desarrollo histórico de la revelación cristiana
sobre Dios.
(ER RV)
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO:
LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN:
PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA,
TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO,
Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…".
"ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN;
NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA.
¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE?
¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO?
¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA?
¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?.
QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …”
Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.
viernes, 17 de enero de 2014
Dios Trinidad, unidad de los hombres. El monoteísmo cristiano, CON INDICE DEL DOCUMENTO contra la violencia
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