¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

viernes, 10 de enero de 2014

EL AMOR CRISTIANO ES CONCRETO Y GENEROSO, NO ES EL DE LAS TELENOVELAS, DIJO EL PAPA EN SU HOMILÍA



(RV).- 
 El amor cristiano tiene siempre la característica de ser “concreto”. Por tanto, es un amor que “está más en las obras que en las palabras”, está “más en el dar que en el recibir”. Lo dijo esta mañana el Papa Francisco en la homilía de la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.

Ninguna sensiblería: o es un amor altruista y solícito, que se arremanga y mira a los pobres, que prefiere dar más que recibir, o no tiene nada que ver con el amor cristiano. El Papa Francisco fue neto sobre la cuestión y se dejó guiar en su reflexión ante todo por las palabras contenidas en la primera Carta de Juan, en la que el Apóstol insiste en repetir: “Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y el amor de él es perfecto en nosotros”. A la vez que observó que la experiencia de la fe, está precisamente en este “doble permanecer”:

“Nosotros en Dios y Dios en nosotros: ésta es la vida cristiana. No permanecer en el espíritu del mundo, no permanecer en la superficialidad, no permanecer en idolatría, no permanecer en vanidad. No, no: permanecer en el Señor. Y Él retribuye esto: Él permanece en nosotros. Pero, primero, permanece Él en nosotros. Tantas veces lo echamos y nosotros no podemos permanecer en Él. Es el Espíritu el que permanece”.

Una vez aclarada la dinámica del espíritu que mueve el amor cristiano, el Papa Francisco pasó a considerar la carne. “Permanecer en el amor” de Dios, afirmó, no es tanto un éxtasis del corazón, “una cosa bella que sentimos”:

“¡Miren que el amor del que habla Juan no es el amor de las telenovelas! No, es otra cosa. El amor cristiano tiene siempre una cualidad: la concreción. El amor cristiano es concreto. El mismo Jesús, cuando habla del amor, nos habla de cosas concretas: dar de comer a los hambrientos, visitar a los enfermos y tantas cosas concretas. El amor es concreto. La concreción cristiana. Y cuando no existe esta concreción, se puede vivir un cristianismo de ilusiones, porque no se comprende bien dónde está el centro del mensaje de Jesús. Este amor no llega a ser concreto: es un amor de ilusiones, como estas ilusiones que tenían los discípulos cuando, viendo a Jesús, creían que era un fantasma”.

El “fantasma” es aquel que precisamente – en el episodio del Evangelio – los discípulos vislumbran maravillados y temerosos que va hacia ellos caminando sobre el mar. Pero su estupor nace de una dureza del corazón, porque – como dice el mismo Evangelio – “no habían comprendido” la multiplicación de los panes que había tenido lugar poco antes. “Si tú tienes el corazón endurecido – comentó el Papa Francisco –no puedes amar y piensas que el amor es eso de figurarse cosas. No, el amor es concreto”. Y esta concreción, añadió, se funda en dos criterios:

“El primer criterio: amar con las obras, no con las palabras. ¡A las palabras se las lleva el viento! Hoy estoy, mañana no estoy. El segundo criterio de concreción es que en el amor es más importante dar que recibir. El que ama da, da... Da cosas, da vida, se da a sí mismo a Dios y a los demás. En cambio quien no ama, quien es egoísta, siempre trata de recibir, siempre trata de tener cosas, tener ventajas. Permanecer con el corazón abierto, no como era el de los discípulos, que estaba cerrado, que no entendían nada: permanecer en Dios y Dios permanece en nosotros; permanecer en el amor”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

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