¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

miércoles, 11 de febrero de 2015

UNA SOCIEDAD QUE DESCARTA A SUS MAYORES CARECE DE DIGNIDAD, dijo el Papa, TEXTO COMPLETO DE LA CATEQUESIS


 REUTERS
11/02/2015 10:16
(RV).- En su catequesis de la audiencia general, celebrada el segundo miércoles de febrero en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco continuó sus reflexiones sobre la familia, refiriéndose en esta ocasión a los hijos comodon de Dios para los padres y la sociedad.

Tras destacar que un hijo es amado por ser hijo y no porque sea bello, sano, bueno o porque piense o encarne los deseos de sus padres, el Obispo de Roma recordó que ser hijos nos permite descubrir la dimensión gratuita del amor, de ser amados antes de haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, e incluso antes de venir al mundo, “lo que representa – dijo – una experiencia fundamental para conocer el amor de Dios, fuente última de este auténtico milagro”.

Aludiendo al cuarto mandamiento que nos pide “honrar al padre y a la madre” el Papa Bergoglio afirmó que una sociedad que descarta a sus mayores es una sociedad sin dignidad, que pierde sus raíces y se marchita; mientras una sociedad que no se rodea de hijos, que los considera un problema, o un peso, no tiene futuro.

Además, teniendo en cuenta que la concepción de los hijos debe ser responsable, el Santo Padre también dijo que el simple hecho de tener muchos hijos no puede ser visto como una decisión irresponsable, puesto quela vida rejuvenece y cobra nuevas fuerzas multiplicándose.
Y en el sucederse de las generaciones – concluyó – se realiza el designio amoroso de Dios sobre la humanidad.
(María Fernanda Bernasconi - RV).

TEXTO COMPLETO DE LA CATEQUESIS DEL SANTO PADRE: 

LA FAMILIA: LOS HIJOS

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Después de haber reflexionado sobre las figuras de la madre y del padre, en esta catequesis sobre la familia quisiera hablar del hijo, o mejor dicho, de los hijos. Me inspiro en una bella imagen de Isaías. El profeta escribe: «Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos. Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón» (60,4-5a). Es una espléndida imagen, una imagen de la felicidad que se realiza en el encuentro entre padres e hijos, que caminan juntos hacia un futuro de libertad y paz, después de mucho tiempo de privaciones y separaciones, como fue, en aquel tiempo, esa historia, cuando estaban lejos de su patria.

De hecho, hay una estrecha relación entre la esperanza de un pueblo y la armonía entre generaciones. Esto tenemos que pensarlo bien ¿eh? Hay un vínculo estrecho entre la esperanza de un pueblo y la armonía entre generaciones. La alegría de los hijos hace palpitar el corazón de los padres y vuelve a abrir el futuro. Los hijos son la alegría de la familia y de la sociedad. No son un problema de biología reproductiva, ni uno de los muchos modos de realizarse. Y mucho menos son una posesión de los padres... No, no. Los hijos son un don. Son un regalo: ¿entendido? Los hijos son un don. Cada uno es único e irrepetible; y al mismo tiempo, inconfundiblemente ligado a sus raíces. Ser hijo e hija, de hecho, según el designio de Dios, significa llevar en sí la memoria y la esperanza de un amor que se ha realizado a sí mismo encendiendo la vida de otro ser humano, original y nuevo. Y para los padres cada hijo es sí mismo, es diferente, diverso. Permítanme un recuerdo de familia. Recuerdo que mi mamá decía sobre nosotros, éramos cinco: “Yo tengo cinco hijos”, “¿cuál es tu preferido?”, le preguntábamos. Y ella: “Yo tengo cinco hijos, como tengo cinco dedos. Si me golpean éste me hace mal; si me golpean éste me hace mal. Me hacen mal los cinco, ¡todos son míos! Pero todos diferentes como los dedos de una mano”. ¡Y así es la familia! La diferencia de los hijos, pero todos hijos.

UN HIJO SE AMA PORQUE ES HIJO: no porque sea bello, o porque sea así o asá, ¡no! ¡Porque es hijo! No porque piensa como yo, o encarna mis deseos. Un hijo es un hijo: una vida generada por nosotros, pero destinada a él, a su bien, para el bien de la familia, de la sociedad, de toda la humanidad.
De ahí viene también la profundidad de la experiencia humana del ser hijo e hija, que nos permite descubrir la dimensión más gratuita del amor, que nunca deja de sorprendernos. Es la belleza de ser amados antes: los hijos son amados antes de que lleguen. Cuántas veces encuentro a las mamás aquí que me hacen ver la panza y me piden la bendición… porque son amados estos niños antes de venir al mundo. Y ésta es gratuidad, esto es amor; son amados antes, como el amor de Dios, que nos ama siempre antes. Son amados antes de haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, ¡incluso antes de venir al mundo! Ser hijos es la condición fundamental para conocer el amor de Dios, que es la fuente última de este auténtico milagro. En el alma de cada hijo, por más vulnerable que sea,Dios pone el sello de este amor, que está en la base de su dignidad personal, una dignidad que nada ni nadie podrá destruir.

Hoy en día parece más difícil para los hijos imaginar su futuro. Los padres - como mencioné en las catequesis anteriores - quizás han dado un paso atrás y los hijos se han vuelto más inciertos en el dar pasos hacia adelante. Podemos aprender la buena relación entre generaciones de nuestro Padre Celestial, que nos deja libres a cada uno de nosotros, pero nunca nos deja solos. Y si nos equivocamos, Él continúa siguiéndonos con paciencia sin disminuir su amor por nosotros. El Padre Celestial no da pasos hacia atrás en su amor por nosotros, ¡jamás! Va siempre hacia adelante y si no se puede ir adelante, nos espera, pero nunca va hacia atrás; quiere que sus hijos sean valientes y den pasos hacia adelante.

Los hijos, por su parte, no deben tener miedo del compromiso de construir un mundo nuevo: ¡es justo desear que sea mejor del que han recibido! Pero esto debe hacerse sin arrogancia, sin presunción. A los hijos hay que saber reconocerles su valor, y a los padres siempre se los debe honrar.

EL CUARTO MANDAMIENTO PIDE A LOS HIJOS – ¡Y TODOS LO SOMOS! – HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE (cf. Ex 20:12). Este mandamiento viene inmediatamente después de los que tienen que ver con Dios mismo; después de los tres mandamientos que tienen que ver con Dios mismo, viene el cuarto. De hecho contiene algo de sagrado, algo de divino, algo que está en la raíz de cualquier otro tipo de respeto entre los hombres. Y en la formulación bíblica del cuarto mandamiento se añade: «Honra a tu padre y a tu madre para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da». El vínculo virtuoso entre generaciones es una garantía de futuro, y es garantía de una historia verdaderamente humana. Una sociedad de hijos que no honran a sus padres es una sociedad sin honor; ¡cuando no se honran a los padres se pierde el propio honor! Es una sociedad destinada a llenarse de jóvenes áridos y ávidos. Pero también una sociedad avara de generaciones, que no ama rodearse de hijos, que los considera sobre todo una preocupación, un peso, un riesgo, es una sociedad deprimida. Pensemos en tantas sociedades que conocemos aquí en Europa: son sociedades deprimidas porque no quieren hijos, no tienen hijos, el nivel de nacimientos no llega al uno por ciento. ¿Por qué? Que cada uno piense y se responda. Si una familia generosa de hijos se ve como si fuera un peso, ¡hay algo mal!

La concepción de los hijos debe ser responsable, como enseña también la Encíclica Humanae Vitae del Beato Papa Pablo VI, pero el tener muchos hijos no puede ser visto automáticamente como una elección irresponsable. Es más, no tener hijos es una elección egoísta. La vida rejuvenece y cobra nuevas fuerzas multiplicándose: ¡se enriquece, no se empobrece! Los hijos aprenden a hacerse cargo de su familia, maduran compartiendo sus sacrificios, crecen en la apreciación de sus dones. La experiencia alegre de la fraternidad anima el respeto y cuidado de los padres, a quienes debemos nuestra gratitud. Muchos de ustedes aquí presentes tienen hijos y todos somos hijos. Hagamos una cosa, un minutito, no nos extenderemos mucho. Que cada uno de nosotros piense en su corazón en sus hijos, si los tiene, piense en silencio. Y todos pensemos en nuestros padres y agradezcamos a Dios por el don de la vida. En silencio, quienes tienen hijos piensen en ellos, y todos pensemos en nuestros padres. Que el Señor bendiga a nuestros padres y bendiga a sus hijos.

Que Jesús, el Hijo eterno, hecho hijo en el tiempo, nos ayude a encontrar el camino de una nueva irradiación de esta experiencia humana tan simple y tan grande que es ser hijos. En el multiplicarse de las generaciones hay un misterio de enriquecimiento de la vida de todos, que proviene de Dios mismo. Debemos redescubrirlo, desafiando los prejuicios; y vivirlo, en la fe, en la perfecta alegría. Y les digo: ¡Qué hermoso es cuando paso entre ustedes y veo a los papás y a las mamás que alzan a sus hijos para que sean bendecidos! Es un gesto casi divino. ¡Gracias por hacerlo!
(Traducción del italiano: Griselda Mutual, RV)


SI UN CRISTIANO QUIERE CONOCER SU IDENTIDAD, NO PUEDE QUEDARSE SENTADO, DIJO EL PAPA

El Papa Francisco celebra la Misa matutina en la Capilla de la Casa de Santa Marta - OSS_ROM
10/02/2015 13:37
(RV).- Para encontrar a Dios hay que correr el riesgo de ponerse en camino, porque un cristiano “quieto” jamás podrá conocer el rostro del Padre. Fue la reflexión que desarrolló el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Si un cristiano quiere conocer su identidad, no puede quedarse cómodamente sentado en el sillón ojeando un libro porque en el mundo “no existe un catálogo” con la imagen de Dios. Y tampoco se puede trazar a un Dios ventajoso obedeciendo a reglas que con Dios no tienen nada que hacer.

LOS INQUIETOS VERÁN A DIOS
La lectura del Génesis, que relata la creación del hombre “a imagen de Dios” sugirió al Papa Francisco una meditación sobre el camino justo y los muchos caminos equivocados que se abren ante un cristiano que quiera conocer su origen. La imagen de Dios – afirmó Francisco –  ciertamente no la encuentro en la computadora o en las enciclopedias. Para encontrarla y, por lo tanto, para comprender “mi identidad”, sólo hay una única manera: “poniéndose en camino”. De lo contrario –  dijo el Papa – “jamás podremos conocer el rostro de Dios”:
“Quien no se pone en camino, jamás conocerá la imagen de Dios, jamás encontrará el rostro de Dios. Los cristianos sentados, los cristianos quietos no conocerán el rostro de Dios: no lo conocen. Dicen: ‘Dios es así, así…’, pero no lo conocen. Los quietos. Para caminar es necesaria esa inquietud que el mismo Dios ha puesto en nuestro corazón y que te lleva adelante a buscarlo”.

LA “CARICATURA” DI DIO

Francisco afirmó que “ponerse en camino es dejar que Dios o la vida nos ponga a prueba, ponerse en camino es correr un riesgo”. Y así también han hecho, desafiando peligros y sintiéndose extenuados por la fatiga y el desánimo, algunos gigantes como el profeta Elías, o Jeremías, o Job. Pero también existe otro modo de estar quietos y por tanto de falsear la búsqueda de Dios, que el Papa ve en el episodio del Evangelio en el que los escribas y los fariseos reprochan a Jesús porque sus discípulos comen sin haber realizado las abluciones rituales:
“En el Evangelio,  Jesús encuentra a gente que tiene miedo de ponerse en camino y que se adapta con una caricatura de Dios. Es un falso documento de identidad. Estos no-inquietos han hecho callar la inquietud del corazón, pintan a Dios con mandamientos y se olvidan de Dios: ‘Ustedes, descuidando el mandamiento de Dios, observan la tradición de los hombres’, y así se alejan de Dios, no caminan hacia Dios y cuando les falta la seguridad, inventan o hacen otro mandamiento”.

LA GRACIA DE ESTAR EN CAMINO

Quien se comporta de este modo – concluyó el Papa Francisco – realiza un “camino entre comillas”, un “camino que no camina, un camino quieto”:
“Hoy la liturgia nos hace reflexionar sobre estos dos textos: dos documentos de identidad. El que todos nosotros tenemos, porque el Señor nos ha hecho así, y el que nos dice: ‘Ponte en camino y tú tendrás conocimiento de tu identidad, porque tú eres imagen de Dios, eres hecho a imagen de Dios. Ponte en camino y busca a Dios’. Y el otro: ‘No, tranquilo: cumple todos estos mandamientos y esto es Dios. Éste es el rostro de Dios’. Que el Señor nos dé a todos  la gracia del coraje de ponernos siempre en camino, para buscar el rostro del Señor, aquel rostro que un día veremos pero que aquí, en la Tierra, debemos buscar”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

martes, 10 de febrero de 2015

¿CUSTODIAR LA CREACIÓN ES DE LOS ‘VERDES’? ¡NO, ES CRISTIANO! DIJO EL PAPA EN SU HOMILÍA



Homilía del Papa Francisco en Santa Marta - OSS_ROM
09/02/2015 13:22

Los cristianos están llamados a custodiar la Creación. Lo subrayó el Papa Francisco en la misa matutina en la casa de Santa Marta. El Pontífice reflexionó sobre la “segunda creación” obrada por Jesús que ha “re-creado” lo que había sido arruinado por el pecado.

Dios crea el universo pero la creación no termina, “Él continuamente sostiene aquello que ha creado”. El Papa ha desarrollado su homilía deteniéndose en el pasaje del Génesis, en la Primera Lectura, que narra la creación del universo. En el Evangelio del día, dijo, vemos “la otra creación de Dios”, “aquella de Jesús que viene a re-crear aquello que había sido arruinado por el pecado”.

¿CÓMO RESPONDEMOS A LA CREACIÓN DE DIOS?

Vemos a Jesús entre la gente, dijo, y “quienes lo tocaban eran salvados”: es la “re-creación”. “Esta ‘segunda creación’ – explicó Francisco – es más maravillosa que la primera; este segundo trabajo es más maravilloso”. Al final “hay otro trabajo”, aquel de la “perseverancia en la fe” que lo hace el Espíritu Santo:
“Dios trabaja, continúa trabajando y nosotros podemos preguntarnos cómo debemos responder a esta creación de Dios, que nació del amor, porque Él trabaja por amor. A la ‘primera creación’ debemos responder con la responsabilidad que el Señor nos da: ‘La Tierra es vuestra, llévenla adelante, domínenla, háganla crecer’. También nosotros tenemos la responsabilidad de hacer crecer la Tierra, de hacer crecer la Creación, de custodiarla y hacerla crecer según sus leyes. Nosotros somos señores de la Creación, no dueños”.

CUSTODIAR LA CREACIÓN ES DEBER DEL CRISTIANO

El Papa advirtió que debemos “tener cuidado de no adueñarnos de la Creación, sino de hacerla seguir adelante, fieles a sus leyes”. Por lo tanto – agregó – “ésta es la primera respuesta al trabajo de Dios: trabajar para custodiar la Creación”:
“Cuando nosotros escuchamos que la gente hace reuniones para pensar en cómo custodiar la Creación, podemos decir: ‘pero no, ¡son los verdes!’. ¡No, no son los ‘verdes’! ¡Esto es cristiano! Es nuestra respuesta a la ‘primera creación de Dios. Es nuestra responsabilidad. Un cristiano que no custodia la Creación, que no la hace crecer, es un cristiano al cual no le importa el trabajo de Dios, aquel trabajo nacido del amor de Dios por nosotros. Y ésta es la primera respuesta a la primera Creación: custodiar la Creación, hacerla crecer”.

DEJÉMONOS RECONCILIAR CON JESÚS

Francisco se preguntó cómo respondemos “a la segunda creación”. San Pablo – recordó – nos dijo que nos dejemos “reconciliar con Dios”, “recorrer el camino de la reconciliación, de la reconciliación comunitaria, porque la reconciliación es obra de Cristo”. Y luego, recordando al Apóstol de los Gentiles, el Pontífice dijo que no debemos entristecer al Espíritu Santo que está en nosotros, que está dentro de nosotros y trabaja dentro de nosotros. Y agregó: nosotros “creemos en un Dios personal”: “es persona Padre, persona Hijo y persona Espíritu Santo”:
“Y los tres están involucrados en esta Creación, en esta re-creación, en esta perseverancia en la re-creación. Y a los tres respondemos: custodiar y hacer crecer la Creación, dejarnos reconciliar con Jesús, con Dios en Jesús, en Cristo, cada día, y no entristecer al Espíritu Santo, no echarlo: es el huésped de nuestro corazón, aquel que nos acompaña, nos hace crecer”.

“Que el Señor – concluyó el Obispo de Roma – nos dé la gracia de entender que Él está obrando y nos dé la gracia de responder justamente a este trabajo de amor”.
(María Cecilia Mutual – RV)

DEJA QUE JESÚS TE SANE, SÓLO ÉL ES PAZ. EL DIABLO ES PADRE DE LA GUERRA, RECORDÓ EL PAPA



 
En el Campo Arco Iris el Papa rezó con un grupo de latinoamericanos - OSS_ROM
09/02/2015 13:10

(RV).- El Papa Francisco sugirió dos propósitos: leer cada día un pasaje del Evangelio - para dejar que Jesús predique para nosotros -  y rezar para que Jesús sane nuestras heridas.

Con el canto «Somos tu pueblo Señor», cantado en español, comenzó la Santa Misa que presidió el Papa Francisco en la parroquia romana de San Miguel Arcángel en Pietralata. Terminando así su visita pastoral, la tarde del domingo 8 de febrero. Antes de llegar a esta parroquia, el Papa quiso detenerse para saludar a un grupo de personas que viven en un campo de viviendas pobres y precarias, denominado Campo Arco Iris, en el que viven desplazados latinoamericanos, africanos, rusos y ucranianos, que recibieron con inmensa sorpresa, alegría y gratitud la visita del Obispo de Roma. Hablaron y rezaron con él en español y recibieron su bendición.

Luego, al llegar a la parroquia, el Santo Padre saludó a las distintas realidades y grupos parroquiales. Con palabras de ternura, cercanía y aliento, como las que dirigió a los enfermos, recordándoles que Dios es nuestro Papá, y como un Padre nunca deja solos a sus hijos. También un grupo de personas necesitadas, recibió un saludo especial del Papa:

«La gente no conoce el nombre de ustedes y los llama ‘sin techo’. Y ustedes soportan esto: es su cruz y su paciencia. Pero hay algo en el corazón de todos ustedes, les ruego que estén seguro de ello: está el Espíritu Santo».
En el momento dedicado a los niños, el Santo Padre recordó el sufrimiento que causan las guerras, en tantas partes del mundo, como en Irak, Ucrania, África. Guerras debidas al odio, cuyo padre es el diablo, dijo, recordando que Dios quiere la unidad:

«¿Quién es el padre de la guerra? Díganlo fuerte.... (los niños responden: ¡el diablo!) Porque el diablo es el padre del odio. ¿De acuerdo? Es el padre de las mentiras... ¿Por qué? Porque no quiere la unidad. Mientras que Dios quiere la unidad... Si sienten celos en su corazón hacia otro, otra persona, éste es el comienzo de una guerra. Los celos no son de Dios».
En su homilía, hizo hincapié en la importancia de rezar rogando a Jesús que sane nuestras heridas:

«Es triste cuando en una familia los hermanos no se hablan por una tontera, porque el diablo, de una tontera hace que se vuelva un mundo. Luego, tantas veces las enemistades duran muchos años. Y se destruye esa familia: los padres sufren porque los hijos no se hablan, o la esposa de un hijo no habla con el otro... Celos, envidias... Esto lo siembra el diablo. Y el único que echa fuera los demonios es Jesús. El único que sana estas cosas es Jesús. Por eso le digo a cada uno de ustedes: ¡‘déjate sanar por Jesús’!»

«¡Deja que Jesús predique para ti!, exhortó también el Santo Padre, alentando una vez más a leer el Evangelio para escuchar lo que Jesús nos quiere decir:
«Debemos acostumbrarnos a esto: escuchar la Palabra de Jesús,  en el Evangelio. Leer un pasaje, pensar sobre lo que dice, lo que me dice a mí. Si no percibo lo que me dice, paso a otro. Pero hay que tener este contacto cotidiano con el Evangelio. Porque así Jesús me predica a mí, me dice con el Evangelio lo que me quiere decir».
(CdM – RV)

lunes, 9 de febrero de 2015

ENFERMOS, CAMINO PRIVILEGIADO PARA ENCONTRAR A CRISTO: EL PAPA EN EL ÁNGELUS, Texto completo



El Papa a la hora del Ángelus - OSS_ROM
08/02/2015 12:0
Al rezar la oración del Ángelus en el V domingo del tiempo ordinario, con los miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco se refirió al pasaje del Evangelio de Marcos que nos muestra aJesús dedicado a curar a tantos enfermos.
Predicar y curar: ésta es la actividad principal de Jesús en su vida pública, afirmó el Pontífice, de este modo “Él anuncia el Reino de Dios y con las curaciones demuestra que nos está cerca, está en medio de nosotros”.
Francisco destacó que Jesús, que vino al mundo para anunciar y salvar a todos los hombres “muestra una particular predilección por aquellos que están heridos en el cuerpo y en el espíritu: los pobres, los pecadores, lo endemoniados, enfermos y marginados, revelándose medico de almas y cuerpo, buen Samaritano del hombre”
“Tal realidad de la curación de los enfermos por parte de Cristo – dijo – nos invita a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad. A esto nos llama la Jornada Mundial del Enfermo, que celebraremos el próximo miércoles 11 de febrero, memoria liturgica de la Beata Virgen María de Lourdes”. Y prosiguió: “Bendigo las iniciativas preparadas para esta Jornada, en particular la Vigilia que tendrá lugar en Roma en la tarde del 10 de febrero”.
El Obispo de Roma prosiguió explicando que esta obra salvífica de Cristo “continúa mediante la Iglesia, sacramento del amor y de la ternura de Dios por los hombres. Jesús - dijo - enviando en misión a sus discípulos les confiere un doble mandato: anunciar el Evangelio de la salvación y curar a los enfermos (cfr Mt 10,7-8). Por ello, “la Iglesia siempre ha considerado la asistencia a los enfermos parte integrante de su misión” y “considera a las personas enfermas como una vía privilegiada para encontrar a Cristo, para acogerlo y servirlo”.
Cada uno de nosotros, dijo el Pontífice, está llamado a llevar la luz del Evangelio y la fuerza de la gracia a aquellos que sufren y a cuantos los asisten, familiares, médicos, enfermeros, para que su servicio al enfermo sea cumplido siempre con más humanidad, con dedicación generosa, con amor evangélico.
Francisco concluyó pidiendo a la Madre de Dios, “Salud de los enfermos”, para que toda persona en la enfermedad pueda experimentar, gracias a la atención de quien le está cerca, la potencia del amor de Dios y la consolación de su ternura paternal.
(MCM – RV)

Texto completo de las palabras del Papa a la hora del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy (Mc 1, 29-39)  nos presenta a Jesús, que después de haber predicado en la Sinagoga, cura a tantos enfermos. Predicar y curar: ésta es la actividad principal de Jesús en su vida pública. Con la predicación Él anuncia el Reino de Dios y con las curaciones demuestra que nos está cerca, que el Reino de Dios está en medio de nosotros.
Jesús, una vez entrado en la casa de Simón Pedro, ve que su suegra está en cama con la fiebre; inmediatamente le toma la mano, la cura y la hace levantar. Luego del ocaso, cuando terminado el sábado la gente puede salir y llevarle a los enfermos, sana a una multitud de personas afectadas por enfermedades de todo tipo: físicas, psíquicas y espirituales.
Jesús, venido al mundo para anunciar y salvar a cada hombre y a todos los hombres muestra una particular predilección por aquellos que están heridos en el cuerpo y en el espíritu: los pobres, los pecadores, lo endemoniados, enfermos y marginados, revelándose medico de almas y cuerpo, buen Samaritano del hombre”. Es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cura, Jesús sana.
Tal realidad de la curación de los enfermos por parte de Cristo nos invita a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad. A esto nos llama laJornada Mundial del Enfermo, que celebraremos el próximo miércoles 11 de febrero, memoria liturgica de la Beata Virgen María de Lourdes. Bendigo las iniciativas preparadas para esta Jornada, en particular la Vigilia que tendrá lugar en Roma en la tarde del 10 de febrero. Y aquí me detengo para recordar al Presidente del Pontificio Consejo para los Enfermos, para la salud, Mons. Zygmunt Zimowski, que es muy amado en Polonia. Una oración para él, por su salud, porque ha sido él que ha preparado esta jornada y él nos acompaña desde su sufrimiento en este día. Una oración para Mons. Zimowski.
La obra salvífica de Cristo no se termina con su persona y en el arco de su vida terrena, esta continúa mediante la Iglesia, sacramento del amor y de laternura de Dios por los hombres. Jesús, enviando en misión a sus discípulos, les confiere un doble mandato: anunciar el Evangelio de la salvación y curar a los enfermos (cfr. Mt 10,7-8). Fiel a esta enseñanza, la Iglesia siempre ha considerado la asistencia a los enfermos parte integrante de su misión.
“Los pobres y los enfermos estarán siempre con ustedes”, enseña Jesús,  (cfr. Mt 26,11) y la Iglesia continuamente los encuentra por su  camino, considerando a las personas enfermas como un camino privilegiado para encontrar a Cristo, para acogerlo y para servirlo. Curar a un enfermo, acogerlo, servirlo, es servir a Cristo: el enfermo es la carne de Cristo.
Esto sucede también en nuestros tiempos, cuando no obstante los múltiples progresos de la ciencia, el sufrimiento interior y físico de las personas suscita fuertes interrogantes acerca del sentido de la enfermedad y del dolor y sobre el porqué de la muerte. Se trata de preguntas esenciales, a las cuales la acción pastoral de la Iglesia debe responder a la luz de la fe, teniendo ante los ojos el Crucifijo, en el cual aparece todo el misterio salvífico de Dios Padre, que por amor de los hombres no ha ahorrado a su propio hijo (cfr. Rm 8, 32).
Por lo tanto, cada uno de nosotros está llamado a llevar la luz de la Palabra de Dios y la fuerza de la gracia a aquellos que sufren y a cuantos los asisten, familiares, médicos, enfermeros, para que el servicio al enfermo se cumpla cada vez con más humanidad, con dedicación generosa, con amor evangélico, con ternura. La Iglesia madre, a través de nuestras manos, acaricia nuestros sufrimientos y cura nuestras heridas, y lo hace con ternura de madre.
Recemos a María, “Salud de los enfermos”, para que toda persona en la enfermedad pueda experimentar, gracias a la atención de quien le está cerca, la potencia del amor de Dios y la consolación de su ternura materna.

(Traducción del italiano: María Cecilia Mutual - RV)