¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

domingo, 1 de junio de 2014

LOS PAÍSES ENEMIGOS DE LA LIBERTAD RELIGIOSA, SEGÚN EEUU



2014-05-31

El informe de la Comisión Estadounidense para la Libertad Religiosa enumera los 26 países que más persiguen a las personas a causa de su religión. De nuevo, la mayoría se concentra en Asia y se han añadido a la lista varios países africanos. 

En su informe de 2014 agrupa a estos países en tres categorías. La primera incluye los más activos contra la religión. Son los que el gobierno de Estados Unidos califica como  "países especialmente preocupantes” y que reciben sanciones.

En ella están Birmania, China, Eritrea, Irán, Corea del Norte, Arabia Saudí, Sudán y Uzbekistán. Precisamente, hace unos días Sudán condenó a muerte a una joven, Meriam Yehya Ibrahim, por convertirse del Islam al cristianismo. Nació en una familia musulmana pero se casó con un cristiano. Su marido, ciudadano estadounidense, anunció que apelará la sentencia.

La Comisión independiente establece una segunda categoría de países problemáticos que deberían ser sancionados. La lista incluye Egipto, Iraq, Nigeria, Pakistán, Siria, Tayikistán, Turkmenistán y Vietnam.

Nigeria está en la lista por los constantes ataques contra los cristianos perpetrados por el grupo terrorista Boko Haram. Actúa principalmente en el norte del país. El gobierno nigeriano ha sido cuestionado por su actitud frente a los radicales, especialmente después del secuestro de más de 200 niñas en abril.

El tercer grupo está compuesto por diez países que la Comisión califica de "nivel 2”. Toleran la persecución religiosa que no es grave y, por eso, no considera que merezcan sanciones. Son Afganistán, Azerbaiyán, Cuba, India, Indonesia, Kazajstán, Laos, Malasia, Rusia y Turquía.

Aunque no están incluidos en la lista, este organismo también examinó otros países donde la libertad religiosa está amenazada. Sin especificar ninguno en concreto, señaló a Europa Occidental. Indica que hay normas contra la indumentaria religiosa o los rituales para la preparación de alimentos. Lamentó además la presión contra quienes no están de acuerdo con ciertas leyes, como por ejemplo, el matrimonio entre personas del mismo sexo.

EL PAPA PIDE A LOS CATÓLICOS ORACIONES POR LAS PERSONAS SIN EMPLEO EN LAS INTENCIONES DE ORACIÓN PARA EL MES DE JUNIO



(RV).- La intención universal del apostolado de la oración del Santo Padre para este mes de junio es: 

“Para que los desempleados reciban el apoyo y el trabajo que necesitan para vivir con dignidad”.

Su intención evangelizadora es:  

“Para que Europa reencuentre sus raíces cristianas a través del testimonio de fe de los creyentes”.

(MFB – RV).

Una de las mayores preocupaciones de Francisco es "la cultura del descarte”, un sistema económico que excluye a miles de personas, también a los jóvenes sin trabajo.

En sus intenciones de oración para junio, Francisco pide a los cristianos que recen por quien no tiene empleo para que reciba apoyo y encuentre un trabajo para vivir con dignidad.

Una semana después de las elecciones europeas, el Papa también pide a los católicos que recen por Europa, para que descubra sus raíces cristianas a través del testimonio de los creyentes.

María ayúdanos en la fe, justicia y amor a los pobres, la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia sea privada de tu luz

(RV)(se actualizó con audio y video) RealAudioMP3 «En la urgencia más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús», Nuestra Señora de la Prontitud, «Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros» Con una oración a la Madre de Dios escrita por el Papa Francisco y con el tradicional rezo del Santo Rosario concluyó el mes dedicado a la Virgen, en los jardines Vaticanos. La oración es la que culmina la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium y el Santo Padre, dirigiéndose a los que participaron en el piadoso acto mariano, recordó que María es también nuestra Señora de la prontitud, la que sale « sin demora » (Lc 1,39) para brindarnos su auxilio en los tantos momentos de la vida en los que necesitamos su ayuda y su amparo:

«Le hemos rezado a la Virgen y le hemos cantado con las tantas advocaciones que Ella tiene. Hoy, al concluir el mes de María, es la fiesta en la que recordamos cuando visitó a Santa Isabel. Nos dice el Evangelio que, después del anuncio del Ángel, Ella fue sin demora, no perdió tiempo. Enseguida fue a servir. Es la Virgen de la prontitud. Nuestra Señora de la prontitud. Enseguida está lista para auxiliarnos, cuando nosotros le rezamos, le rogamos su ayuda, su protección en nuestro favor. En los tantos momentos de la vida en los que necesitamos su ayuda, su amparo, recordemos que Ella no se hace esperar, es la Virgen de la prontitud. En seguida acorre a servir».

Luego el Cardenal Comastri pronunció la oración escrita por el mismo Papa Francisco, con la que culmina su Exhortación Apostólica La alegría del Evangelio, donde destaca que la dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, de la Virgen María, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización. Ella es la que sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos:

«Virgen y Madre María, tú que, movida por el Espíritu, has acogido al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro ‘sí’, en la urgencia más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence la muerte. Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga.

Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y del amor hacia los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia sea privada de tu luz.

Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. Amén. Aleluya».

(CdM - RV)

Partir, como Jesús regresa al Padre y como envía a sus discípulos a partir hacia el mundo, Francisco en la oración del Regina Coeli en la Ascensión...Texto de la alocución del Papa antes de rezar el Regina Coeli:


(RV).- RealAudioMP3 “Ir” o mejor “partir” es la palabra clave de la fiesta de hoy, afirmó el Obispo de Roma en su reflexión previa a la oración mariana Regina Coeli, refiriéndose a la Ascensión de Jesús. “Jesús parte hacia el Padre y manda a sus discípulos a partir hacia el mundo.”

No se trata de una separación, porque Jesús permanece con nosotros en una forma nueva, dijo Francisco a los fieles y peregrinos en la plaza del Santuario de san Pedro en Roma. Y con la Ascensión el Señor resucitado atrae nuestra atención hacia el Cielo, para mostrarnos que la meta de nuestro camino es el Padre.

“Aunque no lo vemos con los ojos él está”, dijo el Papa. Permanece presente y operante con el poder y los dones del Espíritu Santo, junto a cada uno de nosotros. Explicó que Jesús nos acompaña, nos guía, nos toma de la mano y nos levanta cuando caemos. Jesús resucitado está cerca de los cristianos perseguidos y discriminados y de cada hombre y mujer que sufre.

Seguidamente el Sucesor de Pedro manifestó que Jesús esta presente también mediante la Iglesia, que prolonga su misión. Su última palabra es un mandato preciso, no facultativo, de partir: “Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos”. Por eso, insistió “la comunidad cristiana es una comunidad “en salida”, “en partida”. También las comunidades de clausura, también los ancianos y enfermos, con la oración y la unión con las llagas de Jesús.

El Vicario de Cristo concluyo aseverando que con Jesús también nos acompaña María, después de haber dicho que “sin la presencia del Señor y la fuerza de su Espíritu, nuestro trabajo, aunque esté bien organizado, resulta ineficaz”.

(jesuita Guillermo Ortiz- RV).


Texto de la alocución del Papa antes de rezar el Regina Coeli:
RealAudioMP3 Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy en Italia y en otros países, se celebra la Ascensión de Jesús al Cielo, que se produjo cuarenta días después de la Pascua. Los Hechos de los Apóstoles relatan este episodio, la separación final del Señor Jesús de sus discípulos y de este mundo (Cfr. Hch 1, 2.9). En cambio, el Evangelio de Mateo, refiere el mandato de Jesús a los discípulos: la invitación a ir, a partir para anunciar a todos su mensaje de salvación (Cfr. Mt 28, 16-20). “Ir”, o mejor, “partir” se convierte en la palabra clave de la fiesta de hoy: Jesús parte hacia el Padre y manda a los discípulos que partan hacia el mundo.

Jesús parte, asciende al Cielo, es decir, regresa al Padre de quien había sido enviado al mundo. Hizo su trabajo, y regresa al Padre. Pero no se trata de una separación, porque Él permanece para siempre con nosotros, en una forma nueva. Con su Ascensión, el Señor resucitado atrae la mirada de los Apóstoles – y también nuestra mirada – a las alturas del Cielo para mostrarnos que la meta de nuestro camino es el Padre.

Él mismo había dicho, que se habría ido para prepararnos un lugar en el Cielo.

Sin embargo, Jesús permanece presente y operante en las vicisitudes de la historia humana con la potencia y los dones de su Espíritu; está junto a cada uno de nosotros: incluso si no lo vemos con los ojos, ¡Él está! Nos acompaña, nos guía, nos toma de la mano y nos levanta cuando caemos. Jesús resucitado está cerca de los cristianos perseguidos y discriminados; está cerca de cada hombre y mujer que sufre. ¡Está cerca de todos nosotros! También hoy, está aquí con nosotros en la Plaza. ¡El Señor está con nosotros! ¿Ustedes creen esto?

Digámoslo juntos: ¡El Señor está con nosotros! Todos: ¡El Señor está con nosotros! Otra vez: ¡El Señor está con nosotros!

Y Jesús, cuando va al Cielo, le lleva al Padre un regalo. ¿Pensaron en esto? ¿Cuál es el regalo que Jesús lleva al Padre? Sus llagas. Este es el regalo que Jesús lleva al Padre. Su cuerpo es bellísimo, sin las heridas de la flagelación, no, todo hermoso, pero, ha conservado las llagas. Y cuando va al Padre, le dice al Padre: Mira Padre, éste es el precio del perdón que tú das. Y cuando el Padre mira las llagas de Jesús, nos perdona siempre. No porque nosotros somos buenos, no. Porque Él ha pagado por nosotros. Mirando las llagas de Jesús el Padre se vuelve más misericordioso, más grande, ¡eh! Y este es el gran trabajo que hace Jesús hoy en el Cielo. Hacer ver al Padre el precio del perdón, sus llagas. ¡Qué cosa bella esta eh! No tengas miedo de pedir perdón. Él siempre perdona. ¡No tengas miedo! Porque Él mira las llagas de Jesús, mira nuestro pecado, y lo perdona.

Jesús también está presente mediante la Iglesia, a la que Él ha enviado a prolongar su misión. La última palabra de Jesús a los discípulos es la orden de partir: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes” (Mt 28, 19). Es un mandato preciso, ¡no es facultativo! La comunidad cristiana es una comunidad “en salida”, una comunidad “en partida”. Es más: la Iglesia ha nacido “en salida”. Y ustedes me dirán: ¿pero y las comunidades de clausura? Sí, también ellas, porque están siempre “en salida” con la oración, con el corazón abierto al mundo, a los horizontes de Dios. ¿Y los ancianos, los enfermos? También ellos, con la oración y la unión a las llagas de Jesús.

A sus discípulos misioneros Jesús les dice: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (v. 20). Solos, sin Jesús, ¡no podemos hacer nada! En la obra apostólica no bastan nuestras fuerzas, nuestros recursos, nuestras estructuras, si bien son necesarias. Pero no bastan. Sin la presencia del Señor y la fuerza de su Espíritu nuestro trabajo, aun si bien organizado, resulta ineficaz.

Y así vamos a decir a la gente quién es Jesús. Pero yo no quisiera que ustedes se olviden del regalo que Jesús ha llevado al Padre. ¿Cuál es el regalo? Las llagas. Así. Porque con estas llagas hace ver al Padre el precio de su perdón.

Junto a Jesús nos acompaña María, nuestra Madre. Ella ya está en la casa del Padre, es Reina del Cielo y así la invocamos en este tiempo; pero como Jesús está con nosotros, es la Madre de nuestra esperanza.


(Traducción de María Fernanda Bernasconi – RV).

La vida cristiana no es una fiesta, sino “alegría en esperanza”, dijo el Papa Francisco en su homilía

 (RV).- (Con audio) RealAudioMP3 “Su tristeza se cambiará en alegría”. Esta promesa de Jesús a sus discípulos fue el centro de la homilía del Papa Francisco de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice proclamó como un himno a la alegría cristiana, que, observó, no se puede comprar, sino sólo recibir como don del Señor. La alegría de los cristianos, dijo, es “alegría en esperanza”.

San Pablo era muy valiente, porque tenía la fuerza del Señor. El Papa Francisco desarrolló su homilía a partir de esta constatación, centrada, como hemos dicho, en la alegría del cristiano. Ciertamente, observó, algunas veces también el Apóstol de las gentes tenía miedo. “Nos sucede a todos nosotros en la vida – añadió – que tengamos un poco de miedo”. Y nos preguntamos – dijo el Papa – si “no sería mejor bajar un poco el nivel y no ser tan cristianos y buscar un compromiso con el mundo”. Pero Pablo – prosiguió – sabía que cuanto “él hacía no les gustaba a los judíos ni a los paganos”, pero no se detiene y por eso debe soportar problemas y persecuciones. Y esto – agregó Francisco – “nos hace pensar en nuestros miedos, en nuestros temores”. A la vez que recordó que también Jesús en el Getsemaní tuvo miedo y angustia. Mientras en su despedida dice claramente a sus discípulos que el “mundo se alegrará” por sus sufrimientos, como sucederá con los primeros mártires en el Coliseo:

“Y nosotros debemos decirnos la verdad: no toda la vida cristiana es una fiesta. ¡No toda! Se llora, tantas veces se llora. Cuando estás enfermo; cuando tienes un problema en tu familia con un hijo, con una hija, la esposa, el marido; cuando ves que el sueldo no alcanza hasta fin de mes y tienes un hijo enfermo; cuando ves que no puedes pagar la cuota del crédito inmobiliario de la casa y se deben ir… Tantos problemas, tantos que nosotros tenemos. Pero Jesús nos dice: ‘¡No tengas miedo!’. ‘Sí, estarán tristes, llorarán y también la gente se alegrará, la gente que está contra ti’”.
“También hay otra tristeza – prosiguió el Papa –: la tristeza que nos llega a todos nosotros cuando vamos por un camino que no es bueno”. Cuando, “por decirlo sencillamente”, “vamos a comprar la alegría, la alegría, esa del mundo, esa del pecado, al final hay un vacío dentro de nosotros, hay tristeza”. Y ésta – reafirmó – “es la tristeza de la mala alegría”. La alegría cristiana, en cambio, “es alegría en esperanza, que llega”:

“Pero en el momento de la prueba nosotros no la vemos. Es una alegría que es purificada por las pruebas y también por las pruebas de todos los días: ‘Su tristeza se cambiará en alegría’. Pero cuando vas a lo de un enfermo o a lo de una enferma que sufre tanto es difícil decir: ‘¡Ánimo! ¡Coraje! ¡Mañana tendrás alegría!’. ¡No, no se puede decir! Debemos hacerla sentir como la hizo sentir Jesús. También nosotros, cuando estamos precisamente en la oscuridad, que no vemos nada: ‘Yo sé, Señor, que esta tristeza se cambiará en alegría. ¡No sé cómo, pero lo sé!’. Un acto de fe en el Señor. ¡Un acto de fe!”
Para comprender la tristeza que se transforma en alegría – dijo más adelante el Papa – Jesús toma el ejemplo de la mujer que da a luz: “Es verdad, en el parto la mujer sufre tanto, pero después, cuando el niño está con ella, se olvida”. Lo que queda, por tanto, es “la alegría de Jesús, una alegría purificada”. Esa es “la alegría que queda”. Una alegría – reconoció Francisco – “escondida en algunos momentos de la vida, que no se siente en los momentos feos, pero que viene después: una alegría en la esperanza”. Éste, por tanto, “es el mensaje de la Iglesia de hoy: ¡no tener miedo!”:

“Ser valeroso en el sufrimiento y pensar que después viene el Señor, después viene la alegría, después de la oscuridad sale el sol. Que el Señor nos de a todos nosotros esta alegría en la esperanza. Y el signo de que nosotros tenemos esta alegría en esperanza es la paz. Cuántos enfermos, que están en el final de la vida, con los dolores, tienen esa paz en el alma… Ésta es la semilla de la alegría, ésta es la alegría en la esperanza, la paz. ‘¿Tú tienes paz en el alma en el momento de la oscuridad, en el momento de las dificultades, en el momento de las persecuciones, cuando todos se alegran por tu mal? ¿Tienes paz? Si tienes paz, tú tienes la semilla de aquella alegría que vendrá después’. Que el Señor nos haga comprender estas cosas”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

Mensaje del Papa para la 48° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales ...Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro ... 1 de Junio de 2014


(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro” es el título del Mensaje del Papa Francisco para la 48° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, única jornada mundial establecida por el Concilio Vaticano II, que se celebra el domingo anterior a la fiesta de Pentecostés, en este caso el próximo 1° de junio. El mensaje está fechado el 24 de enero, festividad de San Francisco de Sales, patrono de los comunicadores. (María Fernanda Bernasconi – RV).

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA XLVIII JORNADA MUNDIAL
DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES


Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy vivimos en un mundo que se va haciendo cada vez más «pequeño»; por lo tanto, parece que debería ser más fácil estar cerca los unos de los otros. El desarrollo de los transportes y de las tecnologías de la comunicación nos acerca, conectándonos mejor, y la globalización nos hace interdependientes. Sin embargo, en la humanidad aún quedan divisiones, a veces muy marcadas. A nivel global vemos la escandalosa distancia entre el lujo de los más ricos y la miseria de los más pobres. A menudo basta caminar por una ciudad para ver el contraste entre la gente que vive en las aceras y la luz resplandeciente de las tiendas. Nos hemos acostumbrado tanto a ello que ya no nos llama la atención. El mundo sufre numerosas formas de exclusión, marginación y pobreza; así como de conflictos en los que se mezclan causas económicas, políticas, ideológicas y también, desgraciadamente, religiosas.

En este mundo, los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos. Comunicar bien nos ayuda a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos. Los muros que nos dividen solamente se pueden superar si estamos dispuestos a escuchar y a aprender los unos de los otros. Necesitamos resolver las diferencias mediante formas de diálogo que nos permitan crecer en la comprensión y el respeto. La cultura del encuentro requiere que estemos dispuestos no sólo a dar, sino también a recibir de los otros. Los medios de comunicación pueden ayudarnos en esta tarea, especialmente hoy, cuando las redes de la comunicación humana han alcanzado niveles de desarrollo inauditos. En particular, Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios.

Sin embargo, también existen aspectos problemáticos: la velocidad con la que se suceden las informaciones supera nuestra capacidad de reflexión y de juicio, y no permite una expresión mesurada y correcta de uno mismo. La variedad de las opiniones expresadas puede ser percibida como una riqueza, pero también es posible encerrarse en una esfera hecha de informaciones que sólo correspondan a nuestras expectativas e ideas, o incluso a determinados intereses políticos y económicos. El mundo de la comunicación puede ayudarnos a crecer o, por el contrario, a desorientarnos. El deseo de conexión digital puede terminar por aislarnos de nuestro prójimo, de las personas que tenemos al lado. Sin olvidar que quienes no acceden a estos medios de comunicación social –por tantos motivos–, corren el riesgo de quedar excluidos.

Estos límites son reales, pero no justifican un rechazo de los medios de comunicación social; más bien nos recuerdan que la comunicación es, en definitiva, una conquista más humana que tecnológica. Entonces, ¿qué es lo que nos ayuda a crecer en humanidad y en comprensión recíproca en el mundo digital? Por ejemplo, tenemos que recuperar un cierto sentido de lentitud y de calma. Esto requiere tiempo y capacidad de guardar silencio para escuchar. Necesitamos ser pacientes si queremos entender a quien es distinto de nosotros: la persona se expresa con plenitud no cuando se ve simplemente tolerada, sino cuando percibe que es verdaderamente acogida. Si tenemos el genuino deseo de escuchar a los otros, entonces aprenderemos a mirar el mundo con ojos distintos y a apreciar la experiencia humana tal y como se manifiesta en las distintas culturas y tradiciones. Pero también sabremos apreciar mejor los grandes valores inspirados desde el cristianismo, por ejemplo, la visión del hombre como persona, el matrimonio y la familia, la distinción entre la esfera religiosa y la esfera política, los principios de solidaridad y subsidiaridad, entre otros.

Entonces, ¿cómo se puede poner la comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro? Para nosotros, discípulos del Señor, ¿qué significa encontrar una persona según el Evangelio? ¿Es posible, aun a pesar de nuestros límites y pecados, estar verdaderamente cerca los unos de los otros? Estas preguntas se resumen en la que un escriba, es decir un comunicador, le dirigió un día a Jesús: «¿Quién es mi prójimo?» (Lc 10,29). La pregunta nos ayuda a entender la comunicación en términos de proximidad. Podríamos traducirla así: ¿cómo se manifiesta la «proximidad» en el uso de los medios de comunicación y en el nuevo ambiente creado por la tecnología digital? Descubro una respuesta en la parábola del buen samaritano, que es también una parábola del comunicador. En efecto, quien comunica se hace prójimo, cercano. El buen samaritano no sólo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino. Jesús invierte la perspectiva: no se trata de reconocer al otro como mi semejante, sino de ser capaz de hacerme semejante al otro. Comunicar significa, por tanto, tomar conciencia de que somos humanos, hijos de Dios. Me gusta definir este poder de la comunicación como «proximidad».

Cuando la comunicación tiene como objetivo preponderante inducir al consumo o a la manipulación de las personas, nos encontramos ante una agresión violenta como la que sufrió el hombre apaleado por los bandidos y abandonado al borde del camino, como leemos en la parábola. El levita y el sacerdote no ven en él a su prójimo, sino a un extraño de quien es mejor alejarse. En aquel tiempo, lo que les condicionaba eran las leyes de la purificación ritual. Hoy corremos el riesgo de que algunos medios nos condicionen hasta el punto de hacernos ignorar a nuestro prójimo real.

No basta pasar por las «calles» digitales, es decir simplemente estar conectados: es necesario que la conexión vaya acompañada de un verdadero encuentro. No podemos vivir solos, encerrados en nosotros mismos. Necesitamos amar y ser amados. Necesitamos ternura. Las estrategias comunicativas no garantizan la belleza, la bondad y la verdad de la comunicación. El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno de la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también ternura. La red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas. La neutralidad de los medios de comunicación es aparente: sólo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia. El compromiso personal es la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador. Precisamente por eso el testimonio cristiano, gracias a la red, puede alcanzar las periferias existenciales.

Lo repito a menudo: entre una Iglesia accidentada por salir a la calle y una Iglesia enferma de autoreferencialidad, prefiero sin duda la primera. Y las calles del mundo son el lugar donde la gente vive, donde es accesible efectiva y afectivamente. Entre estas calles también se encuentran las digitales, pobladas de humanidad, a menudo herida: hombres y mujeres que buscan una salvación o una esperanza. Gracias también a las redes, el mensaje cristiano puede viajar «hasta los confines de la tierra» (Hch. 1,8). Abrir las puertas de las iglesias significa abrirlas asimismo en el mundo digital, tanto para que la gente entre, en cualquier condición de vida en la que se encuentre, como para que el Evangelio pueda cruzar el umbral del templo y salir al encuentro de todos.

Estamos llamados a dar testimonio de una Iglesia que sea la casa de todos. ¿Somos capaces de comunicar este rostro de la Iglesia? La comunicación contribuye a dar forma a la vocación misionera de toda la Iglesia; y las redes sociales son hoy uno de los lugares donde vivir esta vocación redescubriendo la belleza de la fe, la belleza del encuentro con Cristo. También en el contexto de la comunicación sirve una Iglesia que logre llevar calor y encender los corazones.

No se ofrece un testimonio cristiano bombardeando mensajes religiosos, sino con la voluntad de donarse a los demás «a través de la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana» (Benedicto XVI, Mensaje para la XLVII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2013).

Pensemos en el episodio de los discípulos de Emaús. Es necesario saber entrar en diálogo con los hombres y las mujeres de hoy para entender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas, y poder ofrecerles el Evangelio, es decir Jesucristo, Dios hecho hombre, muerto y resucitado para liberarnos del pecado y de la muerte. Este desafío requiere profundidad, atención a la vida, sensibilidad espiritual. Dialogar significa estar convencidos de que el otro tiene algo bueno que decir, acoger su punto de vista, sus propuestas. Dialogar no significa renunciar a las propias ideas y tradiciones, sino a la pretensión de que sean únicas y absolutas.

Que la imagen del buen samaritano que venda las heridas del hombre apaleado, vertiendo sobre ellas aceite y vino, nos sirva como guía. Que nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría. Que nuestra luminosidad no provenga de trucos o efectos especiales, sino de acercarnos, con amor y con ternura, a quien encontramos herido en el camino. No tengan miedo de hacerse ciudadanos del mundo digital. El interés y la presencia de la Iglesia en el mundo de la comunicación son importantes para dialogar con el hombre de hoy y llevarlo al encuentro con Cristo: una Iglesia que acompaña en el camino sabe ponerse en camino con todos. En este contexto, la revolución de los medios de comunicación y de la información constituye un desafío grande y apasionante que requiere energías renovadas y una imaginación nueva para transmitir a los demás la belleza de Dios.

Vaticano, 24 de enero de 2014, fiesta de san Francisco de Sales

sábado, 31 de mayo de 2014

EL 1 DE JUNIO CELEBRAMOS EL CUMPLEAÑOS DE CARTAGENA DE INDIAS ... HIMNO A CARTAGENA

Autor:
Letra: Daniel Lemaitre Tono
Música: Adolfo Mejía

Suenen trompas en honor
de la noble e ínclita Ciudad
que por patria se inmoló
con sus gestas gloriosas de Libertad

"Coro"

Libertad, Libertad
la Fé con ardor gritó
y en un Once de Noviembre
fue la Heroica Cartagena
quien del yugo las cadenas
cual leona fiera destrozó