¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

domingo, 8 de enero de 2017

CON EL BAUTISMO DE JESÚS TERMINA EL TIEMPO DE NAVIDAD Y COMIENZA LA PRIMERA PARTE DEL TIEMPO ORDINARIO, TEXTO COMPLETO DE LAS PALABRAS DEL PAPA ANTES DE LA ORACIÓN MARIANA

 Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy, fiesta del Bautismo de Jesús, el Evangelio (Mt 3,13-17) nos presenta la escena que tuvo lugar a orillas del río Jordán: en medio de la muchedumbre penitente que avanza hacia Juan el Bautista para recibir el Bautismo está también Jesús – hacía la fila. Juan quisiera impedírselo diciendo: “Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti” (Mt 3,14). En efecto, el Bautista es consciente de la gran distancia que existe entre él y Jesús. Pero Jesús ha venido precisamente para colmar la distancia entre el hombre y Dios: si Él está todo de parte de Dios y también todo de parte del hombre, reúne lo que estaba dividido. Por esto pide a Juan que lo bautice, para que se cumpla toda justicia (cfr. v. 15), es decir, para que se realice el designio del Padre, que pasa a través del camino de la obediencia y de la solidaridad con el hombre frágil y pecador, el camino de la humildad y de la plena cercanía de Dios a sus hijos. ¡Porque Dios tan cercano a nosotros, tanto!
En el momento en el que Jesús, bautizado por Juan, sale de las aguas del río Jordán, la voz de Dios Padre se hace sentir desde lo alto: “Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección” (v. 17). Y al mismo tiempo el Espíritu Santo, en forma de paloma, se posa sobre Jesús, que da públicamente comienzo a su misión de salvación; misión caracterizada por un estilo de siervo humilde y dócil, dotado sólo de la fuerza de la verdad, como había profetizado Isaías: “El no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad” (42,2-3). Siervo humilde y manso, he aquí el estilo de Jesús y también el estilo misionero de los discípulos de Cristo: anunciar el Evangelio con mansedumbre y firmeza, sin gritar, si gritar a nadie, sin arrogancia o imposición. La verdadera misión no es jamás proselitismo sino atracción a Cristo. ¿Pero cómo se hace esto? Con nuestro testimonio, a partir de la fuerte unión con Él en la oración, en la adoración y en la caridad concreta, que es servicio a Jesús presente en el más pequeño de los hermanos. A imitación de Jesús, pastor bueno y misericordioso, y animados por su gracia, estamos llamados a hacer de nuestra vida un testimonio alegre que ilumina el camino, que lleva esperanza y amor.
Esta fiesta nos hace redescubrir el don y la belleza de ser un pueblo de bautizados, es decir, de pecadores - todos lo somos - salvados por la gracia de Cristo, insertados realmente, por obra del Espíritu Santo, en la relación filial de Jesús con el Padre, recibidos en el seno de la madre Iglesia, hechos capaces de una fraternidad que no conoce confines y barreras.
La Virgen María nos ayude a los cristianos a conservar una conciencia siempre viva y agradecida de nuestro Bautismo y a recorrer con fidelidad el camino inaugurado por este Sacramento de nuestro renacimiento. Y siempre humildad, mansedumbre y firmeza.
(Traducción del italiano: María Cecilia Mutual, RV)

PALABRAS DEL PAPA AL FINALIZAR LA ORACIÓN A LA MADRE DE DIOS:
¡Queridos hermanos y hermanas!
En el contexto de la fiesta del bautismo del Señor, esta mañana he bautizado a un lindo grupo de bebés: 28. Oremos por ellos y sus familias. Y también ayer a la tarde he bautizado a un joven catecúmeno. Me gustaría extender mis oraciones a todos los padres que en este momento se están preparando para el bautismo de su hijo, o lo acaban de celebrar. Invoco al Espíritu Santo sobre ellos y sobre los niños, para que este Sacramento, tan simple y al mismo tiempo tan importante, sea vivido con fe y alegría.
También me gustaría invitarles a unirse a la Red Mundial de oración del Papa, que  propaga a través de las redes sociales, las intenciones de oración que propongo cada mes a toda la Iglesia. Así se lleva adelante el Apostolado de la Oración y se hace crecer la comunión.
En estos días de tanto frío pienso y los invito a pensar en todas las personas que viven en la calle, azotadas por el frío y tantas veces por la indiferencia. Desgraciadamente, algunos no han sobrevivido, pidamos por ellos y pidamos al Señor que caliente nuestro corazón para poder ayudarlos.
Saludo a todos ustedes, fieles y peregrinos de Roma, Italia y de varios países, en particular el grupo de jóvenes de Cagliari, a quienes animo a continuar en el camino iniciado con el Sacramento de la Confirmación. Y les doy las gracias porque me dan la oportunidad de destacar que la confirmación no es sólo un punto de llegada, como algunos dicen que es el sacramento del “adiós”, no no…sino que es sobretodo un punto de partida en la vida cristiana. ¡Adelante, con la alegría del Evangelio!
Les deseo un buen Domingo. Y por favor no se olviden de rezar  por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto! 
(Traducción del italiano: Sofía Lobos, RV)

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