Se repite
diariamente los siguiente:
“¡Corazón
inmaculado de María!,
desbordante de amor a Dios y a la humanidad,
y de compasión por los pecadores,
me consagro enteramente a ti.
Te confío
la salvación de mi alma.
Que mi
corazón esté siempre unido al tuyo,
para que me separe del pecado,
ame más a Dios y al prójimo
y alcance la vida eterna
juntamente con aquellos que amo.
Medianera
de todas las gracias,
y Madre de misericordia,
recuerda el tesoro infinito que tu divino Hijo
ha merecido con sus sufrimientos
y que nos confió a nosotros sus hijos.
Llenos de
confianza en tu maternal corazón,
que venero y amo,
acudo a ti en mis apremiantes necesidades.
Por los méritos de tu amable e inmaculado Corazón
y por amor al Sagrado Corazón de Jesús,
obtenme la gracia que pido
(mencionar
el favor que se desea)
Madre
amadísima,
si lo que pido no fuere conforme a la voluntad de Dios,
intercede para que se conceda lo
que sea
para la mayor gloria de Dios y el bien de mi alma.
Que yo experimente la bondad maternal de tu corazón
y el poder su pureza intercediendo ante Jesús
ahora en mi vida y en la hora de mi muerte. Amen.
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