El Papa Francisco celebra la Misa matutina en la
Capilla de la Casa de Santa Marta - OSS_ROM
26/06/2015 12:51
JESÚS FUE EL PRIMERO QUE SE “ENSUCIÓ LAS MANOS”
(RV).- Los cristianos deben
acercarse y tender la mano a aquellos a los que la sociedad tiende a excluir,
como hizo Jesús con los marginados de su
tiempo. Y esto hace de la Iglesia una verdadera
“comunidad”. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina
celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
EL BIEN NO SE HACE DESDE LEJOS
Jesús fue el primero que se “ensució las manos acercándose” a
los excluidos de su tiempo. Se “ensució las manos” tocando a los
leprosos, por ejemplo, curándolos. Y enseñando así a la Iglesia “que
no se puede hacer comunidad sin cercanía”. El Papa Francisco centró su
homilía en el protagonista del breve pasaje del Evangelio del día: un enfermo
de lepra que se postra ante Jesús y se anima a decirle: “Señor,
si quieres, puedes purificarme”. Y Jesús lo toca y lo cura.
JESÚS TIENDE LA MANO AL EXCLUIDO
El milagro – observó el Papa – se
produce ante los ojos de los doctores de la ley para los
cuales, en cambio, el leproso era un “impuro”. Y afirmó que “la lepra era una condena de por vida” y que
“curar a un leproso era tan difícil como resucitar a un muerto”, razón por la
cual eran marginados. Jesús, en cambio, tiende la mano al excluido y demuestra
el valor fundamental de una palabra, “cercanía”:
“No se puede hacer comunidad sin cercanía. No se
puede hacer la paz sin cercanía. No se puede hacer el bien sin acercarse. Jesús
podía decirle: ‘¡Que te cures!’. No: se acercó y lo tocó. ¡Es más! En el
momento en que Jesús tocó al impuro se volvió impuro. Y éste es el misterio de
Jesús: tomar sobré si nuestras suciedades, nuestras cosas impuras. Pablo lo
dice bien: ‘Siendo igual a Dios, no estimó un bien irrenunciable esta
divinidad; se rebajó a sí mismo’. Y después Pablo va más allá: ‘Se hizo
pecado’. Jesús se hizo pecado. Jesús se ha excluido, ha tomado sobre sí la
impuridad para acercarse a nosotros”.
JESÚS INCLUYE
El pasaje del Evangelio contiene también la
invitación que Jesús hace al leproso curado: “No se lo digas a nadie; ve, en
cambio, a mostrarte al sacerdote y presenta la oferta establecida por Moisés como
testimonio para ellos”. El Papa subrayó que para Jesús, además de la
proximidad, en esto es fundamental la inclusión:
“Tantas veces pienso que sea, no digo imposible,
pero muy difícil hacer el bien sin ensuciarse las manos. Y Jesús se ensució.
Cercanía. Y además va más allá. Le dijo: ‘Ve a lo de los sacerdotes y haz lo
que se debe hacer cuando un leproso es curado’. A aquel que estaba
excluido de la vida social, Jesús lo incluye: incluye en la Iglesia, incluye en
la sociedad… ‘Vete para que todas las cosas sean como deben ser’. Jesús no
margina jamás a nadie. Se margina a sí mismo para incluir a los marginados,
para incluirnos a nosotros, pecadores, marginados, con su vida”.
CERCANÍA QUIERE DECIR TENDER LA MANO
El Papa puso de relieve el estupor que Jesús
suscita con sus afirmaciones y con sus gestos. “Cuánta gente – comentó el Santo
Padre – siguió a Jesús en aquel momento” y “sigue a Jesús en la
historia porque se siente maravillada al oírle hablar”:
“Cuánta gente mira desde lejos y no entiende, no le
interesa… Cuánta gente mira desde lejos pero con corazón malo, para poner a
prueba a Jesús, para criticarlo, para condenarlo… Y cuánta gente mira
desde lejos porque no tiene el coraje que ha tenido éste, ¡pero tiene
tantas ganas de acercarse! Y en ese caso, Jesús ha tendido la mano, primero,
pero en su ser, ha tendido la mano a todos, haciéndose uno de nosotros, como
nosotros: pecador como nosotros pero sin pecado, pero sucio con nuestros
pecados. Y ésta es la cercanía cristiana”.
Es una “bella palabra la de la cercanía”,
concluyó Francisco. E invitó a hacer un examen de conciencia: “¿Yo
sé acercarme?”. ¿“Tengo ánimo, tengo fuerza, tengo coraje de tocar a los
marginados?”.
Una pregunta – dijo – que también tiene que
ver con “la Iglesia, las parroquias, las comunidades, los consagrados, los
obispos, los sacerdotes, todos”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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