El Papa escribe a los participantes por el
encuentro sobre las repercusiones de la minería - AP
17/07/2015 15:40
(RV).- “UNA JORNADA DE REFLEXIÓN. UNIDOS A DIOS
ESCUCHAMOS UN GRITO”, es el título del encuentro que ha sido organizado
por el CONSEJO PONTIFICIO JUSTICIA Y PAZ con los representantes de las
comunidades afectadas por la actividad minera, procedentes de países de los
continentes africano, asiático y americano, que se celebrará del 17 al 19 de julio.
El Papa Francisco envió un mensaje al cardenal
Peter Turkson, presidente de dicho dicasterio, para que lo haga extensivo a los
representantes de las comunidades interesadas por las actividades mineras que
participan en el encuentro ''Unidos a Dios escuchamos un grito” organizado por
ese dicasterio en colaboración con la RED LATINOAMERICANA IGLESIAS Y MINERÍA.
''Venís de situaciones diferentes y experimentáis
de diversos modos las repercusiones de la minería, ya sea la de las grandes
empresas industriales, o la de los artesanos y operadores informales -escribe el Papa- Os habéis querido reunir en Roma,
en esta jornada de reflexión que está vinculada a un paso de la Exhortación
apostólica ''Evangelii Gaudium'', para que se escuche el grito de tantas
personas, familias y comunidades que sufren directa o indirectamente por las
consecuencias a menudo, demasiado negativas, de la minería Un grito por la
tierra perdida; un grito por la extracción de riquezas del suelo que,
paradójicamente, no ha producido riqueza para las poblaciones locales que
siguen siendo pobres; un grito de dolor en respuesta a la violencia, a las
amenazas y la corrupción; un grito de indignación y de apoyo por las
violaciones de los derechos humanos, discreta o descaradamente pisoteados por
cuanto respecta a la salud de las poblaciones, por las condiciones de trabajo,
a veces por la esclavitud y la trata de personas que alimenta el trágico
fenómeno de la prostitución; un grito de tristeza e impotencia por la
contaminación del agua, del aire y del suelo; un grito de incomprensión por la
carencia de procesos inclusivos y del apoyo de las autoridades civiles, locales
y nacionales, que tienen el deber fundamental de promover el bien común''.
''Los minerales y, en general, la riqueza del suelo
y el subsuelo constituyen un don precioso de Dios, que la humanidad ha
utilizado durante miles de años Los minerales, de hecho, son fundamentales para
numerosos sectores de la vida y la actividad humana. En la encíclica ''Laudato
Si''' he querido lanzar un llamamiento urgente a colaborar en el cuidado de
nuestra casa común, para contrastar las dramáticas consecuencias de la
degradación ambiental en la vida de los pobres y excluidos, y avanzar hacia el
desarrollo integral, incluyente y sostenible . Todo el sector minero está
indudablamente llamado a efectuar un cambio radical de paradigma para mejorar
la situación en muchos países. Los gobiernos de los países de origen de las empresas
multinacionales y los de aquellos en los que operan puedaen contribuir a ello,
así como los emprendedores e inversores, las autoridades locales que supervisan
la ejecución de las operaciones mineras, los trabajadores y sus representantes,
las cadenas de suministro internacional con sus varios intermediarios y los que
trabajan en los mercados de estas materias, los consumidores de productos en
los que se han utlizado minerales. Todas estas personas están llamadas a
adoptar un comportamiento inspirado en el hecho de que constituimos una sola
familia humana, ''que todo está relacionado, y que el auténtico cuidado de
nuestra propia vida y nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de
la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás ".
''Animo a las comunidades representadas en este
encuentro a considerar cómo pueden interactuar constructivamente con todos los
demás actores involucrados, en un diálogo sincero y respetuoso -concluye
Francisco- Espero que esta ocasión contribuya a una mayor conciencia y
responsabilidad en estos temas: partiendo de la dignidad humana es como se crea
la cultura necesaria para hacer frente a la crisis actual. Le pido al Señor que
su trabajo en estos días sea rico de frutos, y que esos frutos puedan
compartirse con todos aquellos que lo necesitan. Os pido por favor que recéis
por mí y con afecto os bendigo, así como a vuestras comunidades de pertenencia
y a vuestras familias''.
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