Catecismo
de la Iglesia Católica, en su nn. 1030-1032
1030 “·Los
que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente
purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su
muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en
la alegría del cielo.”
1031 “La
Iglesia llama Purgatorio a esta
purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de
los condenados.
La
Iglesia ha formulado la DOCTRINA DE LA FE relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304)
y de
Trento (cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a
ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un
fuego purificador...”
1032 “Esta
enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la
que ya habla la Escritura: "Por eso
mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos,
para que quedaran liberados del pecado" (2 Macabeos 12, 43-46).
“El Purgatorio: Purificación necesaria para el encuentro con Dios”
Catequesis
de Juan Pablo II, Miércoles 4 de agosto 99.
El
ofrecimiento de misericordia no excluye el deber de presentarnos puros o
íntegros ante Dios, ricos de esa caridad que Pablo llama «vínculo de la
perfección» (Colosenses 3, 14).
"Unos fueron torturados, rehusando la
liberación por conseguir una resurrección mejor" Hebreos 11,35
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