Líbano acoge a más de un millón de refugiados sirios. Entre ellos está Um Mohammed y su familia, que no tienen con qué hacer frente a las penurias del invierno.
UM MOHAMMED
Refugiada siria
"El
invierno está siendo muy duro. Estos días casi odiamos nuestra vida...
Es muy difícil dormir por la noche, hace mucho frío. Llueve toda la
noche y nuestra tienda se cae a pedazos. El agua se cuela por todas
partes y hay barro bajo nuestros pies”.
Con un marido enfermo en cama, ella y sus hijos pelan ajos durante diez horas al día a cambio de poco más de un dólar.
Además de todos estos problemas, ella y miles de familias como la suya pueden quedarse sin alimentos durante el invierno.
El World Food Programme de la ONU anunció que ya no tiene fondos para seguir dando de comer a 1,7 millones de refugiados sirios.
UM MOHAMMED
Refugiada siria
"Lloro
durante la noche. Tengo los ojos hinchados de tanto llorar. ¿Qué puedo
hacer? Me pregunto qué puedo hacer por mi familia, o dónde podemos ir.
Me duele verles así, pero... ¿qué puedo hacer?”
Organizaciones como ACNUR han pedido a la comunidad internacional que financie la labor de World Food Programme y evite que miles familias de refugiados mueran de hambre y frío en Líbano, Turquía, Irak y Egipto.
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