5 de
septiembre de 2013. (Romereports)
El Papa
está dedicando todas sus energías a evitar un ataque militar a Siria.
Por eso, ha escrito un fuerte texto a los líderes del G20 que se
reunirán en las próximas horas en San Petersburgo, Rusia. Francisco lamenta
que desde que comenzó el conflicto en Siria “intereses particulares” han
impedido encontrar una “solución que evitara la masacre inútil a la que estamos
asistiendo”.
TEXTO
COMPLETO DE LA CARTA DEL PAPA
A Su
Excelencia
Sr.
Vladimir Putin
Presidente
de la Federación Rusa
En el
transcurso de este año, usted tiene el honor y la responsabilidad de presidir
sobre el Grupo de las economías más grandes del mundo. Soy consciente de que la
Federación Rusa ha participado en este grupo desde el comienzo y que siempre ha
jugado un rol positivo en la promoción de un buen manejo de las finanzas
mundiales, las cuales se han visto muy afectadas por la crisis del 2008.
El
contexto actual de fuerte interdependencia -escribe el pontífice- exige un
marco financiero global, con sus propias reglas justas y claras, para conseguir
un mundo más ecuo y solidario, donde se puede acabar con el hambre, ofrecer a
todos un trabajo digno, una vivienda adecuada y la atención médica necesaria .
Su presidencia del G20 este año ha asumido el compromiso de consolidar la
reforma de los organismos financieros internacionales y alcanzar un consenso
sobre las normas financieras adaptadas a las circunstancias de hoy. Sin
embargo, la economía mundial crecerá realmente en la medida en que sea capaz de
permitir una vida digna para todos los seres humanos, desde los ancianos a los
niños aún en el seno materno; no sólo a los ciudadanos de los países miembros
del G-20, sino a cada habitante de la tierra, incluso a aquellos que se
encuentran en las situaciones sociales más difíciles o en los lugares más
remotos”.
En esta
óptica, es evidente que en la vida de los pueblos los conflictos armados son
siempre la negación deliberada de cualquier posible concordia internacional y
crean divisiones profundas y dolorosas heridas que tardan muchos años en
cerrarse. Las guerras constituyen el rechazo práctico de esforzarse para
alcanzar los grandes objetivos económicos y sociales que la comunidad
internacional se ha dado, que son , por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo
del Milenio. Desafortunadamente, los numerosos conflictos armados que aún
asolan al mundo ponen cada día ante nuestros ojos, un cuadro dramático de
miseria, hambre, enfermedad y muerte. De hecho, sin paz no hay ningún tipo de
desarrollo económico. La violencia nunca trae la paz, condición necesaria para
tal desarrollo.
La
reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de las veinte economías más grandes ,
que representan dos tercios de la población y el 90 % del PIB mundial, no tiene
la seguridad internacional como su principal objetivo. Sin embargo, no puede
dejar de reflexionar sobre la situación en Oriente Medio y especialmente en
Siria. Por desgracia, duele constatar que demasiados intereses de parte han
prevalecido desde el comienzo del conflicto sirio, impidiendo encontrar una
solución que evitase la inútil masacre de la que estamos siendo testigos. Los
líderes de los países del G-20 no permanezcan inertes ante el drama que vive
desde hace ya demasiado tiempo la querida población y que corre el peligro de
acarrear nuevos sufrimientos a una región sometida a duras pruebas y necesitada
de paz. A todos y cada uno de ellos, lanzo un apremiante llamamiento para que
ayuden a encontrar maneras de superar los diferentes contrastes y abandonen
toda pretensión vana de una solución militar. Que haya, más bien, un nuevo
compromiso de buscar con valentía y determinación, una solución pacífica a
través del diálogo y la negociación entre las partes interesadas con el apoyo
unánime de la comunidad internacional. Por otra parte, es un deber moral de
todos los gobiernos del mundo alentar toda iniciativa para promover la asistencia
humanitaria a las personas que sufren a causa del conflicto dentro y fuera del
país.
Señor
Presidente, esperando que estos pensamientos sean una válida contribución
espiritual a su reunión, rezo por un resultado exitoso del trabajo del G20 en
esta ocasión. Invoco una abundancia de bendiciones sobre la cumbre en San
Petesburgo, sobre los participantes y los ciudadanos de los países miembros, y
sobre el trabajo y esfuerzo de Rusia, el país presidente del G20 en el 2013.
Pidiendo
sus oraciones, aprovecho esta oportunidad para asegurarle, señor presidente, mi
más alta estima hacia usted.
Del
Vaticano, 4 de septiembre de 2013
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