2 de septiembre de 2013. (Romereports)
Las vacaciones del Papa Francisco han terminado y ha vuelto a celebrar
la Misa en la Casa Santa Marta a
la que acuden pequeños grupos de empleados del Vaticano. En la homilía el Papa dijo que la paz
se alcanza evitando el uso de “armas” como “la lengua, la murmuración y los cotilleos”.
EXTRACTO TEXTUAL DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente Radio Vaticana)
“Fijaos como cambian las cosas: comenzaron con belleza, con admiración y acabaron con un crimen: querían matar a Jesús. Esto por los celos, la envidia, todas estas cosas... Esto no es una cosa que sucedió hace 2000 años: esto sucede cada día en nuestro corazón, en nuestras comunidades. Cuando en una comunidad se dice: ¡Ah, qué bueno este que ha venido con nosotros! Se habla bien el primer día; el segundo, no tanto; y el tercero se comienza a cotillear y acaban despellejándolo”.
“Pero aquellos que en una comunidad murmuran sobre sus hermanos, sobre los miembros de la comunidad, quieren matar: ¡Igual que estos! El apóstol Juan, en la primera carta, capitulo III, versículo 15c, dice esto: 'Aquel que odia en su corazón a su hermano, es un homicida'. Nosotros estamos acostumbrados a la murmuración, a los cotilleos. Pero cuántas veces nuestras comunidades, también nuestras familias, ¡son un infierno donde se gesta esta criminalidad de matar al hermano y a la hermana con la lengua!”.
“Para que haya paz en una comunidad, en una familia, en un pueblo, en el mundo, debemos comenzar así: ser con el Señor. Y donde está el Señor no hay envidia, no hay criminalidad, no hay odio, no hay celos. Hay fraternidad. Pidamos esto al Señor: nunca matar al prójimo con nuestra lengua, es siendo con el Señor como todos estaremos en el Cielo. Así sea”.
(Fuente Radio Vaticana)
“Fijaos como cambian las cosas: comenzaron con belleza, con admiración y acabaron con un crimen: querían matar a Jesús. Esto por los celos, la envidia, todas estas cosas... Esto no es una cosa que sucedió hace 2000 años: esto sucede cada día en nuestro corazón, en nuestras comunidades. Cuando en una comunidad se dice: ¡Ah, qué bueno este que ha venido con nosotros! Se habla bien el primer día; el segundo, no tanto; y el tercero se comienza a cotillear y acaban despellejándolo”.
“Pero aquellos que en una comunidad murmuran sobre sus hermanos, sobre los miembros de la comunidad, quieren matar: ¡Igual que estos! El apóstol Juan, en la primera carta, capitulo III, versículo 15c, dice esto: 'Aquel que odia en su corazón a su hermano, es un homicida'. Nosotros estamos acostumbrados a la murmuración, a los cotilleos. Pero cuántas veces nuestras comunidades, también nuestras familias, ¡son un infierno donde se gesta esta criminalidad de matar al hermano y a la hermana con la lengua!”.
“Para que haya paz en una comunidad, en una familia, en un pueblo, en el mundo, debemos comenzar así: ser con el Señor. Y donde está el Señor no hay envidia, no hay criminalidad, no hay odio, no hay celos. Hay fraternidad. Pidamos esto al Señor: nunca matar al prójimo con nuestra lengua, es siendo con el Señor como todos estaremos en el Cielo. Así sea”.
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