El Papa Francisco saluda a los fieles
presentes en la Plaza de San Pedro a la hora del Ángelus dominical. - OSS_ROM
04/10/2015 11:54
(RV).- A la hora del
Ángelus dominical del primer domingo de octubre, el Papa Francisco recordó
la celebración eucarística apenas celebrada en la Basílica de san Pedro, con la
que se dio inicio a la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los
Obispos. “Tendremos la mirada fija en Jesús para individuar, sobre la base
de su enseñanza de verdad y de misericordia, los caminos más oportunos para un
compromiso adecuado de la Iglesia con lasfamilias y para las
familias”, recalcó el Obispo de Roma hablando de la tarea que les espera los
padres sinodales.
TEXTO COMPLETO DE LA REFLEXIÓN DEL PAPA
A LA HORA DEL ÁNGELUS
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos
días!
Se ha concluido hace poco, en la
Basílica de San Pedro, la celebración eucarística con la cual hemos dado
comienzo la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Los Padres
Sinodales, provenientes de todas partes del mundo y reunidos en torno al
Sucesor de Pedro, reflexionarán por tres semanas sobre la vocación y la misión
de la familia en la Iglesia y en la sociedad, para un atento discernimiento
espiritual y pastoral. Tendremos la mirada fija en Jesús para individuar, sobre
la base de su enseñanza de verdad y de misericordia, los caminos más oportunos
para un compromiso adecuado de la Iglesia con las familias y para las familias,
para que el designio originario del Creador sobre el hombre y la mujer pueda
llevarse a cabo y obrar en toda su belleza y su fuerza en el mundo de hoy.
La liturgia de este domingo vuelve a
proponer precisamente el texto fundamental del Libro del Génesis sobre la
complementariedad y reciprocidad entre hombre y mujer (crf. Gen 2,18-24). Por
esto – dice la Biblia – el hombre deja su padre y su madre y se une a su mujer
y los dos se transforman en una sola carne, es decir, una sola vida, una sola
existencia (cfr. v 24). En tal unidad los cónyuges transmiten la vida a los
nuevos seres humanos: se transforman en padres. Participan de la potencia
creadora de Dios mismo. Pero ¡atención! Dios es amor que viene donado a los
esposos en el Sacramento del matrimonio. Es el amor que alimenta su relación, a
través de alegrías y dolores, momentos serenos y difíciles. Es el amor que
suscita el deseo de generar hijos, de esperarlos, acogerlos, criarlos,
educarlos . Es el mismo amor que, en el Evangelio de hoy, Jesús manifiesta a
los niños: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el
Reino del Cielo pertenece a los que son como ellos” (Mc 10,14).
Hoy pidamos al Señor que todos los
padres y los educadores del mundo, como así también la entera sociedad, se
vuelvan instrumentos de aquella acogida y de aquel amor con el cual Jesús
abraza a los más pequeños. Él mira en sus corazones con la ternura y la
diligencia de un padre y al mismo tiempo, de una madre. Pienso – ahora pienso –
en tantos niños hambrientos, abandonados, explotados, obligados a la guerra,
rechazados. Es doloroso ver las imágenes de niños infelices, con la mirada
perdida, que escapan de pobreza y conflictos, golpean a nuestras puertas y a
nuestros corazones implorando ayuda. El señor nos ayude a no ser sociedad-fortaleza,
sino sociedad-familia, capaces de acoger, con reglas adecuadas, pero acoger,
acoger siempre, con amor.
Los invito a sostener con la oración
los trabajos del Sínodo, para que el Espíritu Santo vuelva a los padres
sinodales plenamente dóciles a sus inspiraciones. Invoquemos la materna
intercesión de la Virgen María, uniéndonos espiritualmente a cuantos, en este
momento, en el Santuario de Pompeya recitan la “Súplica a la Virgen del
Rosario”.
(Traducción del italiano: María Cecilia
Mutual - RV
No hay comentarios:
Publicar un comentario