En la audiencia general el Papa saludó a los
mineros chilenos que estuvieron atrapados durante 70 días - ANSA
14/10/2015 12:28
(RV).- En la Audiencia General del miércoles
14 de octubre de 2015 en el marco del sínodo sobre la familia el Papa
Francisco continuó con sus reflexiones sobre la familia y a partir del pasaje
bíblico de Mateo en el que Jesús dice “ay de quien escandalice a los pequeños”,
habló de las promesas que hacemos a los niños: promesas
importantes que son decisivas para sus expectativas ante la vida, dijo,
para
su confianza en los seres humanos, para su capacidad de concebir el nombre de
Dios como una bendición.
“Queridos hermanos y hermanas:
Hoy reflexionaremos sobre el tema de las promesas
que hacemos a los niños. No me refiero a esas pequeñas promesas que hacemos
habitualmente para que se porten bien o se esfuercen en el colegio, más bien a
la promesa contenida en el hecho de traerles a la vida. Esta promesa de
acogida, cuidado, cercanía y atención concreta, se puede resumir en una
palabra: Amor. A los niños prometemos Amor”.
El
amor es la promesa que cada hombre y mujer hace a cada hijo, dijo Francisco,
pero, ¿cuán leales somos con las promesas que hacemos a los niños haciéndolos venir
en nuestro mundo? Señalando
que los adultos hablamos de los niños como una promesa de la vida y que nos
conmovemos diciendo a los jóvenes que son nuestro futuro, el pontífice se
preguntó si somos así de serios respecto a su futuro, y con las palabras de
Jesús, recordó que Dios Padre vigila sobre nuestras promesas:
“Una promesa de amor, en definitiva, que hemos
aprendido de nuestros padres antes incluso de ser conscientes y que, con una
actitud inerme y confiada, todo niño espera que le sea correspondida
íntegramente.
Si esto no sucede, se les hiere profundamente. Por
eso, Jesús en el Evangelio nos alerta de que Dios y sus ángeles velan sobre
esta responsabilidad”.
La
espontánea confianza de los niños en Dios jamás debería ser herida, recalcó el
Santo Padre, y recordó que los padres son instrumentos del amor de Dios:
“¡Ustedes, papás y mamás, tienen esta
chispa de Dios que dan a los niños, ustedes son instrumento del amor de Dios, y
esto es bello, bello, bello!”
“El niño recibe de su familia con su nombre y con
las primeras palabras y sonrisas, y caricias, la belleza de estar con los
demás, aprendiendo a ser libre y aceptar a los otros.
En el bautismo, la Iglesia a través de los padres y
la comunidad se une a estas promesas. Desde el momento que el niño es capaz de
sentirse amado por sí mismo, siente que hay un Dios que lo ama. Su espontánea
confianza en Dios nunca debe ser vulnerada, sobre todo con nuestra presunción
de sustituir al Señor”.
Porque el
punto de vista de los niños es el punto de vista del Hijo de Dios, concluyó el Papa, “sólo si miramos a los niños con
los ojos de Jesús podemos verdaderamente comprender en qué sentido, defendiendo
a la familia, protegemos a la humanidad”.
“Que la santa Madre de Jesús haga que la Iglesia
sea capaz de seguir la vía de su maternidad y de su fe”.
En sus palabras dirigidas a los peregrinos de
lengua española, el Papa saludó de modo especial a los 33 mineros chilenos que
estuvieron atrapados en las entrañas de la tierra durante 70 días, “creo que
cualquiera de ustedes sería capaz de venir acá y decirnos que significa la
esperanza”, les dijo. “Gracias por tener esperanza en Dios. Que la Virgen María
y san José, que tuvieron bajo su custodia al Hijo de Dios, nos enseñen a acoger
a Jesús en cada niño. Muchas gracias”.
(GM - RV)
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