Aeropuerto romano de Fiumicino -
12/06/2015 13:12
(RV).- El Papa Francisco recibió
en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, el segundo viernes
de junio, en la Jornada de la santificación sacerdotal, a los más de ochenta Capellanes
Católicos de la Aviación Civil y a los miembros de las Capellanías
Aeroportuarias procedentes de veintitrés países de los cinco continentes
con motivo de la conclusión del Seminario Internacional organizado por el
Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes centrado
sobre la Exhortación Apostólica del Santo Padre Evangelii gaudium,
la alegría del Evangelio, y la ayuda que se puede obtener para el ejercicios
del ministerio pastoral de las Capellanías en los aeropuertos.
Tras agradecer las palabras que le
había dirigido en nombre de los presentes el Cardenal Antonio Maria
Vegliò, Presidente del Dicasterio organizador, elSanto Padre destacó
que durante sus jornadas de estudio, reflexionaron acerca de cómo acoger las
indicaciones de su Exhortación Apostólica en su apostolado específico a
partir del testimonio, para ayudar a las personas a que abran su
corazón y su vida a Cristo. Porque como les dijo elPontífice:
“La solicitud pastoral en el ámbito de
la aviación civil está dirigida a todos aquellos que, de diferentes maneras,
pertenecen a la comunidad civil, independientemente de su nacionalidad, su
credo religioso o su cultura, con especial atención a quienes entre ellos son
más pobres, o padecen sufrimientos o están marginados”.
El Papa Bergoglio puso
de manifiesto que el aeropuerto es un lugar de encuentro de
tantas personas, que viajan por motivos de trabajo, turismo y otras
necesidades, donde transitan emigrantes y refugiados, niños y ancianos, y
personas que tienen necesidad de cuidados especiales. Donde también, añadió,
están quienes trabajan allí cada día con sus propias situaciones personales y
profesionales, sin contar el preocupante número de pasajeros indocumentados,
que con frecuencia son personas refugiadas o que piden asilo político, y que se
encuentran detenidas en los locales aeroportuarios por breves o largos períodos
y, a veces, sin una asistencia humana y espiritual adecuada.
A veces – dijo el Santo Padre –
pueden verificarse situaciones trágicas, a causa, por ejemplo, de
accidentes o secuestros, con consecuencias serias para la incolumidad y el
estado psicológico de las personas. De ahí que haya recordado que “también
en estas circunstancias llaman o buscan al capellán cuantos tienen necesidad de
consuelo y de palabras que los incentiven”.
Por esta razón el Papa Francisco afirmó
que también en los aeropuertos Cristo Buen Pastor quiere
hacerse cargo de sus ovejas mediante los sacramentos de la Reconciliación y de
la Eucaristía, donde el encuentro con la infinita misericordia de Dios abre
caminos impensados de evangelización. Y añadió que “en efecto, en nuestros días anunciar el Evangelio implica
aliviar a las personas de las cargas que pesan sobre su corazón y su vida;
significa proponer las palabras de Jesús como
alternativa a las promesas del mundo que no dan la verdadera felicidad”. Porque
como dijo el Santo Padre, “hoy se ha vuelto más urgente redescubrir el rostro
compasivo de Dios, y para
esto será precioso el tiempo de gracia que nos ofrecerá el Año Santo de la Misericordia”.
“La capellanía aeroportuaria – dijo
textualmente el Obispo de Roma – está llamada a ser un lugar
de unidad en la diversidad para todas las categorías de personas. Los
aeropuertos parecen ciudades en las ciudades, donde múltiples realidades se
entrelazan y se superponen. Como una gran ciudad, el aeropuerto es un ambiente
cosmopolita, multiétnico y multirreligioso, y ustedes, capellanes y miembros de
las capellanías, están inmersos en la vida de estas comunidades singulares; y,
por tanto, es importante colaborar dócilmente y ponerse siempre en escucha del
Espíritu Santo, que crea unidad en la diversidad (Cfr. Hch 2, 1-13).
El Papa se despidió de estos queridos
hermanos y hermanas animándolos a trabajar a fin de que en estos especiales
lugares “de frontera”, que son los aeropuertos, haya espacio para encontrar y
poner en práctica el amor y el diálogo que alimentan la fraternidad entre
las personas y preservan un clima social pacífico.
“Y rezo junto a ustedes al Señor para
que su apostolado – les dijo – que participa en la misión universal de la
Iglesia, sea eficaz proclamación de la Buena Nueva”. Francisco los bendijo
junto a sus comunidades invocando la protección de María, y “por favor – les
pidió – no se olviden de rezar por mí”.
(María Fernanda Bernasconi -
RV)
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