Rezo del Ángelus con Francisco - OSS_ROM
07/06/2015 11:31
PALABRAS DEL PAPA ACTUALIZADAS
(RV).- Como cada domingo al mediodía el Papa
volvió a asomarse a la Plaza de San Pedro para saludar a los cientos de miles
de fieles y peregrinos congregados para escuchar sus palabras y rezar con él la
oración mariana. A la hora del Ángelus, Francisco recordó que en la fecha
muchos países celebran el Corpus Domini. Precisamente reflexionando sobre el
Evangelio del día, el Pontífice subrayó que Jesús asigna al pan una función que
no es más aquella del simple nutrimiento físico, sino la de hacer
presente a su Persona en medio de la comunidad de los creyentes. “Cuando
tomamos y comemos aquel Pan, nosotros venimos asociados a la vida de Jesús,
entramos en comunión con Él, nos comprometemos en realizar la comunión entre
nosotros, a transformar nuestra vida en don, sobre todo a los más pobres”. “No
basta afirmar que en la Eucarístia está presente Jesús, sino que se debe ver en
ella la presencia de una vida donada y de ella tomar parte”, precisó, agregando
que la Eucaristía, fuente de amor para la vida de la Iglesia, es escuela de
caridad y de solidaridad. “Quien se nutre del Pan de Cristo no puede permanecer
indiferente ante aquellos que no tiene el pan cotidiano”, advirtió.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO ANTES DEL REZO DEL
ÁNGELUS
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
Hoy se celebra en muchos Países, entre los cuales
Italia, la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, o, según la más
conocida expresión latina, la solemnidad del Corpus Domini.
El Evangelio presenta el relato de la institución
de la Eucaristía, cumplida por Jesús durante la Última Cena, en el
cenáculo de Jerusalén. La víspera de su muerte redentora sobre la cruz, Él
realizó aquello que habia anunciado: «Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El
que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para
la Vida del mundo… El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí
y yo en él» (Jn 6,51.56), así dijo el Señor. Jesús tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen, esto es mi
Cuerpo» (Mc 14,22). Con este gesto y con estas palabras, Él asigna al pan una
función que no es más aquella del simple nutrimiento físico, sino aquella de
hacer presente a su Persona en medio de la comunidad de los creyentes.
La Última Cena representa el punto de llegada de
toda la vida de Cristo. No es solamente anticipación de su sacrificio que se
cumplirá sobre la cruz, sino también síntesis de una existencia ofrecida para
la salvación de la humanidad entera. Por lo tanto, no basta afirmar que en la
Eucarístia está presente Jesús, sino que se debe ver en ella la presencia de
una vida donada y de ella tomar parte. Cuando tomamos y comemos aquel Pan,
nosotros venimos asociados a la vida de Jesús, entramos en comunión con Él, nos
comprometemos en realizar la comunión entre nosotros, a transformar nuestra
vida en don, sobre todo a los más pobres.
La fiesta de hoy evoca este mensaje solidario y nos
empuja a recibir la intíma invitación a la conversión y al servicio, al
amor y al perdón. Nos estimula a convertirnos, con la vida, en imitadores de
aquello que celebramos en la liturgia. El Cristo, que nos nutre bajo las
especies consagradas del pan y del vino, es el mismo que nos sale al encuentro
en los eventos cotidianos; está en el pobre que extiende la mano, está en el
sufriente que implora ayuda, está en el hermano que pide nuestra disponibilidad
y espera nuestra acogida. Está en el niño que no sabe nada de Jesús, de la
salvación, que no tiene fe. Está en todo ser humano, también en el más pequeño
e indefenso.
La Eucaristía, fuente de amor para la vida de la
Iglesia, es escuela de caridad y de solidaridad. Quien se nutre del Pan de
Cristo no puede permanecer indiferente ante aquellos que no tiene el pan cotidiano.
Y hoy - lo sabemos- es un problema cada vez más grave.
Que la fiesta del Corpus Domini inspire y alimente
cada vez más en cada uno de nosotros el deseo y el compromiso por una sociedad
receptiva y solidaria. Depongamos estos deseos en el corazón de la Virgen
Maria, Mujer eucarística. Ella suscite en todos la alegría de participar a la
Santa Misa, especialmente el domingo, y el valor alegre de testimoniar la
infinita caridad de Cristo.
(Traducción del italiano, Raúl Cabrera, Radio
Vaticano)
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO DESPUÉS DEL REZO DEL
ÁNGELUS
Queridos hermanos y hermanas,
Leo allí: Bienvenido... ¡gracias! Porque, ayer fui
a Sarajevo, en Bosnia y Herzegovina, como peregrino de paz y esperanza.
Sarajevo es una ciudad-símbolo. Durante siglos ha sido un lugar de convivencia
entre pueblos y religiones, tanto, de ser llamada la “Jerusalén de Occidente”.
En el pasado reciente se ha convertido en un símbolo de las destrucciones y de
la guerra. Ahora se encuentra en un bello proceso de reconciliación, y sobre
todo por eso he ido: para alentar este camino de convivencia pacífica entre
pueblos diferentes; un camino cansador, difícil, ¡pero posible! ¡Y lo están
haciendo bien! Renuevo mi reconocimiento a las Autoridades y a todos los
ciudadanos por la cálida acogida. Doy las gracias a la comunidad católica, a la
que he querido llevar el afecto de la Iglesia universal, y agradezco también en
particular a todos los fieles, ortodoxos, musulmanes, judíos y a los de las
otras minorías religiosas. He apreciado el compromiso de colaboración y
solidaridad entre estas personas que perteneces a religiones diferentes,
instando a todos a llevar adelante la obra de reconstrucción espiritual y moral
de la sociedad. Trabajan juntos como verdaderos hermanos. Que el Señor bendiga
a Sarajevo y Bosnia y Herzegovina.
El próximo viernes, es la Solemnidad del Sagrado
Corazón de Jesús. Pensemos en el amor de Dios… ¡cómo nos ha amado! En el
corazón de Jesús está todo este amor. Se celebra también el Día Mundial contra
el trabajo Infantil. Muchos niños en el mundo no tienen la libertad de jugar,
de ir a la escuela y terminan siendo explotados como mano de obra. Espero el
compromiso atento y constante de la Comunidad internacional para la promoción
del reconocimiento activo de los derechos de la infancia.
Y ahora saludo a todos ustedes, queridos peregrinos
de Italia y de diversos países. Veo banderas de diferentes países; en
particular, saludo a los fieles de Madrid, Brasilia y Curitiba; y los de
Chiavari, Catania y Gottolengo (Brescia). Les deseo a todos un buen domingo.
Por favor no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.
(Traducción del italiano: Griselda Mutual, Radio
Vaticano)
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