La SANTÍSIMA TRINIDAD, es un
Dogma de Fe, mediante el cual, los
cristianos católicos creemos que en Dios, hay Tres Personas, el Padre, el Hijo,
y el Espíritu Santo, estas Tres Personas siendo verdaderamente distintas
una de la otra, son un solo Dios
verdadero.
El DOMINGO siguiente a PENTECOSTÉS la Iglesia celebra la SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
En la baja Edad Media, la devoción creciente de los
fieles al misterio de Dios Uno y Trino, que desde la época carolingia tenía un
lugar importante en la piedad privada y había dado origen a expresiones de
piedad litúrgica, indujo a Juan XXII a extender en 1334 la fiesta de la
Trinidad a toda la Iglesia latina.
LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN EL
CATECISMO CATÓLICO:
261 El misterio de la SANTÍSIMA
TRINIDAD es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Sólo Dios
puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
262 La Encarnación del Hijo de Dios revela que Dios es el Padre eterno,
y que el Hijo es consubstancial al Padre, es decir,
que es en Él y con Él el mismo y único Dios.
263 La misión del Espíritu Santo,
enviado por el Padre en nombre del Hijo (Jn 14,26) y por el Hijo "de junto al Padre" (Jn
15,26), revela que Él es con ellos el mismo Dios único. "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria".
264 "El Espíritu Santo
procede del Padre en cuanto fuente primera y, por el don eterno de este al
Hijo, del Padre y del Hijo en comunión"
(S. Agustín, Trin. 15,26,47).
265 Por la gracia del bautismo "en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" somos llamados a
participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí abajo en la oscuridad
de la fe y, después de la muerte, en la luz eterna (P. Pablo VI, SPF 9).
266 "La fe católica es esta:
que veneremos un Dios en la Trinidad y la Trinidad en la unidad, no
confundiendo las personas, ni separando las substancias; una es la persona del
Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo una es la divinidad, igual la gloria, coeterna la
majestad" (Symbolum "Quicumque").
267 Las personas divinas,
inseparables en su ser, son también inseparables en su obrar. Pero en la
única operación divina cada una manifiesta lo que le es propio en la Trinidad,
sobre todo en las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del
Espíritu Santo.
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