12. LA IGLESIA TIENE LA MISIÓN DE ANUNCIAR LA
MISERICORDIA DE DIOS, CORAZÓN PALPITANTE DEL EVANGELIO, QUE POR SU MEDIO DEBE
ALCANZAR LA MENTE Y EL CORAZÓN DE TODA PERSONA. LA ESPOSA DE CRISTO HACE
SUYO EL COMPORTAMIENTO DEL HIJO DE DIOS QUE SALE A ENCONTRAR A TODOS, SIN
EXCLUIR NINGUNO. En nuestro tiempo, en el que la Iglesia está comprometida en
la nueva evangelización, el tema de la misericordia exige ser propuesto una vez
más con nuevo entusiasmo y con una renovada acción pastoral. Es determinante
para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio que ella viva y testimonie
en primera persona la misericordia. Su lenguaje y sus gestos deben transmitir
misericordia para penetrar en el corazón de las personas y motivarlas a
reencontrar el camino de vuelta al Padre.
La
primera verdad de la Iglesia es el amor de Cristo. De este amor, que llega
hasta el perdón y al don de sí, la Iglesia se hace sierva y mediadora ante los
hombres. POR TANTO, DONDE LA IGLESIA ESTÉ PRESENTE, ALLÍ DEBE SER EVIDENTE LA
MISERICORDIA DEL PADRE. En nuestras
parroquias, en las comunidades, en las asociaciones y movimientos, en fin,
dondequiera que haya cristianos, cualquiera debería poder encontrar un oasis de
misericordia.
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