16. En el
Evangelio de Lucas encontramos otro aspecto importante para vivir con fe el
Jubileo. El evangelista narra que Jesús, un sábado, volvió a Nazaret y, como
era costumbre, entró en la Sinagoga. Lo llamaron para que
leyera la Escritura y
la comentara. El paso era el del profeta Isaías donde está escrito: «
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque
me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a
proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la
libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor » (61,1-2).
“UN AÑO DE GRACIA”: ES ESTO LO QUE EL
SEÑOR ANUNCIA Y LO QUE DESEAMOS VIVIR. Este Año Santo lleva consigo la
riqueza de la misión de Jesús que resuena en las palabras del Profeta: llevar una palabra y un gesto de
consolación a los pobres, anunciar la liberación a cuantos están prisioneros de
las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna, restituir la vista a quien no
puede ver más porque se ha replegado sobre sí mismo, y volver a dar dignidad a
cuantos han sido privados de ella. La predicación de Jesús se hace de nuevo
visible en las respuestas de fe que el testimonio de los cristianos está
llamado a ofrecer. Nos acompañen las palabras del Apóstol: « El que practica
misericordia, que lo haga con alegría » (Rm 12,8).
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