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jueves, 26 de noviembre de 2015

SUPLICAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN SU ADVOCACIÓN DE LA MEDALLA MILAGROSA

¡Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra!,
al contemplaros con los brazos abiertos esparciendo gracias sobre los que os las piden, lleno de la más viva confianza en vuestra poderosa y segura intersección, manifestada innumerables veces por la Medalla Milagrosa, aunque reconociendo nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercarnos a vuestros pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiante necesidades (Se pide la gracia deseada).

Escuchad, pues, ¡oh, Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiadamente os solicitamos para la mayor gloria de Dios, engrandecimiento de vuestro Nombre y bien de nuestras almas.
Y para servir mejor a vuestro Divino Hijo, inspiradnos un profundo odio al pecado y dadnos el coraje de afirmarnos siempre verdaderos cristianos. ASÍ SEA.

Santísima Virgen, yo creo y confieso vuestra Santa e Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por vuestra Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre
de Dios, alcanzadme de vuestro amado Hijo la humildad, la caridad,
la obediencia, la castidad, la santa pureza de corazón, de cuerpo y
 de espíritu, la perseverancia en la práctica del bien, una vida santa
 y una buena muerte. Amén.

SÚPLICAS

Oh Madre del amor hermoso, purísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, inflamad nuestros corazones en el amor divino, para que insensibles a las cosas terrenas, solo suspiren por las celestiales y eternas.
Dios te salve, María, etc.

Oh refugio de pecadores, poderosísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, tened piedad de
nuestras culpas y miserias y alcanzadnos la gracia de morir
 antes que pecar.
Dios te salve, María, etc.

Oh puerta del paraíso, dulcísima María, por la manifestación
 de vuestra santa Medalla, concedednos la perseverancia en el bien morir santamente y participar de vuestra gloria en los cielos.
Dios te salve, María, etc.

OFRECIMIENTO.

Oh Milagrosa Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, prosternados a vuestras plantas os encomendamos nuestros corazones, nuestros afectos, nuestros intereses, la salud de nuestros cuerpos, la salvación de nuestras almas, la paz de nuestras familias y el bienestar de nuestro pueblo. Velad por nosotros desde los cielos, apartadnos de todo peligro, endulzad nuestros pesares, santificad nuestros trabajos y colmadnos de vuestras gracias y virtudes, oh siempre Virgen y siempre Madre y siempre buena, María.


V. Oh María sin pecado concebida
R. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

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