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sábado, 22 de noviembre de 2014

CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO A CRISTO REY de S.S. Pío IX

¡Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano! 
Míranos humildemente postrados delante de tu altar;
tuyos somos y tuyos queremos ser;
y a fin de vivir más estrechamente unidos a Ti,
todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día
a tu Sacratísimo Corazón.
Muchos, por desgracia, jamás te han conocido;
muchos, despreciado tus mandamientos, te han desechado.
¡Oh Jesús benignísimo!, compadécete de los unos y de los otros,
y atráelos a todos a tu Corazón Santísimo.
Señor, sé Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Ti, sino también de los pródigos que te han abandonado;
haz que vuelvan pronto a la casa paterna para que no perezcan
de hambre y de miseria.
Sé Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Ti; devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.
Concede, ¡oh Señor!, incolumidad y libertad segura a tu Iglesia;
otorga a todos los pueblos la tranquilidad en el orden,
haz que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salud!
A Él entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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