Compartimos los apremiantes llamamientos del Papa: Mensaje del Sínodo a las familias que sufren por los conflictos en Iraq, Siria, Oriente Medio y en todo el mundo
(RV).- (con audio)
«Reunidos en torno al sucesor del Apóstol Pedro, los Padres sinodales
de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos,
junto a todos los participantes, compartimos la paterna solicitud del
Santo Padre, expresando profunda cercanía a todas las familias que
sufren a causa de los numerosos conflictos en curso». Así empieza el
Mensaje. «En particular, elevamos al Señor nuestra súplica por las
familias iraquíes y sirias, obligadas, a causa de la fe cristiana que
profesan o de la pertenencia a otras comunidades étnicas o religiosas, a
abandonarlo todo y a escapar hacia un futuro incierto», destacan los
Padres sinodales, para luego hacer hincapié en que «con el Santo Padre
Francisco» reiteran que «nadie puede usar el nombre de Dios para cometer
violencias» y que «matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio»
(Discurso a los líderes de otras religiones y otras denominaciones
cristianas, Tirana, 21 de septiembre de 2014). Al agradecer a las
organizaciones internacionales y a los Países su solidaridad, el Mensaje
sinodal, fechado el viernes 10 de octubre de 2014, invita «a las
personas de buena voluntad a ofrecer la necesaria asistencia y ayuda a
las víctimas inocentes de la barbarie en acto», al mismo tiempo pide «a
la Comunidad internacional que actúe para restablecer la convivencia
pacífica en Iraq, en Siria y en todo Oriente Medio».
Dirigiendo
asimismo, su «pensamiento a las familias heridas y que sufren en otras
partes del mundo, sometidas a persistentes violencias», los
participantes en el Sínodo, unidos al Papa aseguran su «oración
constante para que el Señor misericordioso convierta los corazones y
otorgue paz y estabilidad a todos los que atraviesan duras pruebas».
Con
el anhelo de «que la Sagrada Familia de Nazaret que sufrió el “camino
doloroso del exilio” (Ángelus, 29 de diciembre de 2013) haga de cada
familia “comunidad de amor y de reconciliación” (ibid), una fuente de
esperanza para todo el mundo».
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