Arcángel San Miguel, protector y guardián de los
hombres, Tú que brillas con resplandor, líbranos de todo mal. Humildemente te
pedimos que asistas a los que sufren en su cuerpo y en su alma. No permitas que
ningún espíritu maligno se nos acerque para perjudicar nuestro caminar hacia el
Eterno Padre. Ayúdanos a sufrir con amor lo que nos toca en esta vida para
llegar purificados a Dios. Amén.
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