San Miguel Arcángel, Príncipe de
la Milicia Celestial, acompáñanos con tus ángeles en este lugar de trabajo. Que
tus ángeles nos protejan. No permitas que nada malo nos pase y que nada malo
hagamos. Y que otra partida de tus ángeles, ¡Oh, Príncipe de la Milicia
Celestial! vuelen a nuestros hogares, Invadan nuestras habitaciones, rodeen a
nuestros seres queridos y los protejan allí donde estén, allí donde vayan, para
que nada malo les pase. Amén.
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