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miércoles, 27 de noviembre de 2013

CON LA FIESTA DE CRISTO REY TERMINA EL TIEMPO ORDINARIO Y SE INICIA EL TIEMPO DEL ADVIENTO PERO ¿QUÉ ES EL ADVIENTO?



Es el período del año litúrgico dedicado a la preparación del hombre para la CELEBRACIÓN de la VENIDA DEL SEÑOR, osea,  la NAVIDAD.

Es un tiempo propicio para la evangelización y la oración que dispone al hombre, como persona, y a la comunidad humana, como sociedad, a aceptar la Salvación que viene del Señor.

El Adviento es el comienzo del AÑO LITÚRGICO y empieza el domingo siguiente a Cristo Rey y termina el 24 de diciembre. Forma una unidad con la Navidad y la Epifanía y dura cuatro semanas.

Durante el ADVIENTO los cristianos renovamos el deseo de recibir a Cristo por medio de la oración, el sacrificio, la generosidad y la caridad con las personas que nos rodean, es decir, procurando ser mejores para recibir a Jesús.

Jesús es el Señor que viene constantemente al hombre.
Es necesario que el hombre se percate de esta realidad, para estar con el corazón abierto, listo para que entre el Señor.

La venida de Cristo al mundo se realiza en un triple plan:

PASADO: venida histórica a Palestina,
PRESENTE: venida sacramental, hoy,
FUTURO: venida gloriosa al fin del mundo (La Parusía).

El tiempo del ADVIENTO se remonta al siglo IV y tiene dos elementos importantes:

1.     Sentido ESCATOLOGICO o preparación de la venida última y definitiva de Cristo.

2.     Sentido HISTÓRICO o preparación inmediata a la fiesta de Navidad.

El primer sentido se extiende desde el domingo primero de Adviento hasta el 16 de diciembre.

El segundo sentido comprende las celebraciones litúrgicas de los días 17 al 24 de diciembre, es la llamada "SEMANA SANTA" DE LA NAVIDAD, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en las historia, la NAVIDAD.

Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), e n donde se destacan los PERSONAJES que ESPERARON al Mesías y las antífonas marianas, llamadas antífonas de la OH!, porque todas comienzan con esta exclamación. Son las antífonas de vísperas del oficio divino; también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.

El color morado de los ornamentos usados en sus celebraciones nos recuerda la actitud de penitencia y sacrificio que todos los cristianos debemos tener para prepararnos a tan importante evento.

La familia como Iglesia doméstica procura reunirse para hacer más profunda esta preparación. Algunas familias se unen para orar en torno a una corona de ramas de hojas perennes sobre la cuál colocan velas que van encendiendo cada domingo.

En otros lugares se elabora un calendario en el cuál se marcan los días que pasan hasta llegar al día de Navidad. En algunos países, como México, familiares y amigos se reúnen para celebrar las Posadas rezando el rosario, recordando el peregrinar de María y José para llegar a Belén. En todas estas reuniones el sentido de penitencia y sacrificio se enriquece por la esperanza y el espíritu de fraternidad y generosidad que surge de la alegría de que Dios pronto estará con nosotros.

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