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sábado, 2 de noviembre de 2013

CONMEMORACIÓN DE LOS DIFUNTOS

En la época medieval, había un monasterio muy reconocido en Europa, que fue una de las fuentes de la sabiduría religiosa, filosófica y litúrgica que la iglesia tuvo. El monasterio del Santo Abad Odilón de Cluny, percibió la piedad popular en forma muy personal y expresiva, mucha gente que iba allá rendía culto a sus difuntos.
De forma interna, se estableció la regla de que todos los monjes puedan tener un día determinado para el homenaje a los difuntos. Luego, el monje Isidoro de Sevilla mandó en la "REGLA DE LOS MONJES" que el día de PENTECOSTÉS se celebre el SANTO SACRIFICIO DE LOS FIELES DIFUNTOS.

En 1915, el Papa Benedicto XV extendió este privilegio a toda la iglesia, con el fin de tener una MISA ESPECIAL PARA LOS DIFUNTOS, siguiendo las normas de 3 divisiones:
1.   Una MISA DE VÍSPERA,
2.   Una al mediodía y
3.   Otra en la noche.
4.   Es allá donde se institucionalizó y se oficializó esta conmemoración que luego se expandió por toda Europa.

La LITURGIA ROMANA fue introducida en el siglo XIV.
Luego se escogió el día 2 de noviembre como DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS por la proximidad con la fiesta de TODOS SANTOS. Este día es feriado, está establecido internacionalmente por su intencionalidad de encuentro con los seres queridos.

De este modo, las dos fiestas que casi se juntan en el calendario, el 1 y 2 de noviembre como TODOS SANTOS y DÍA DE LOS DIFUNTOS respectivamente, tienen su origen en el cristianismo antiguo.

El teólogo, afirma que esta celebración, al igual que todas, surgió del sentir del pueblo. Todos los eclesiásticos han tenido presentes las movilizaciones populares y colocaron una fecha de celebración.
La gente deseaba celebrar a sus difuntos y tenerlos en un momento tan especial como la MISA y la Iglesia habría tomado sintonía hacia estos receptores.

Sobre la presencia de espíritus en la tierra.
Para el sacerdote, teólogo, la creencia de que los espíritus llegan a la tierra en el Día de los Difuntos, puede adjudicarse a lo que se conoce como purgatorio, pues las penas se purgan en un lugar intermedio entre la tierra y el cielo.
"Todo depende de las interpretaciones que les demos. Nosotros tenemos que aceptar y asumir que es una realidad y una manifestación muy propia de la gente y del pueblo. No puedes avasallar una tradición simplemente por una inclinación teológica que tengas frente a una manifestación que puede ser demasiado ficticia para uno" afirma.
Según el sacerdote, habría que hacer un estudio de la misma para-psicología, efectos sobrenaturales, efectos que se producen en uno mismo psicológicamente.

Lo simbólico del ritual.
"Hemos confundido a la gente con una serie de teorías, no se ha interpretado el mensaje que la gente expresa. De alguna manera se perdió la sensibilidad, la era es más de sentimientos y menos racional… los signos se manifiestan tanto en la religiosidad popular como en otros sectores de la ciudadanía y tienen valor siempre que tengamos la capacidad de volvernos sensibles a lo que se está expresando por detrás del signo, eso es muy valioso" dice el padre Francisco.
Pueden existir rechazos de la parte eclesiástica oficial, otros sectores lo expresan de determinadas formas. Pero no se puede criticar una manifestación sin conocerla.

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