Señor Jesús, aquel (aquella) a quien amas está enfermo
(a).
Tú lo puedes todo; te pido humildemente que le devuelvas
la salud. Pero, sin son otros tus designios, te pido le concedas la gracia de
sobrellevar cristianamente su enfermedad.
En los caminos de Palestina tratabas a los enfermos con
tal delicadeza que todos venía a ti, dame esa misma dulzura, ese tacto que es
tan difícil de tener cuando se está sano.
Que yo sepa dominar mi nerviosismo para no
agobiarle, que sepa sacrificar una parte de mis ocupaciones para acompañarles,
si es su deseo.
Yo estoy lleno de vida, Señor, y te doy gracias por
ello. Pero haz que el sufrimiento de los demás me santifique, formándome en la
abnegación y en la caridad. Amén
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