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domingo, 5 de mayo de 2013

MENSAJES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA … REINA DE LA PAZ, MEDJUGORJE … LA CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Octubre 25 de 1988

"...Los invito a consagrarse a mi Corazón Inmaculado. Deseo que ustedes se consagren personalmente, como familias y como parroquias, de tal modo que todos ustedes le pertenezcan a Dios a través de mis manos... Yo no quiero nada para mí, sino todo por la   salvación de sus almas. Satanás es fuerte y, por tanto, queridos hijitos, ustedes, por medio de la oración constante, apriétense fuertemente a mi corazón maternal.
Gracias por haber respondido a mi llamado!"

El acto de Consagración, es un momento en la vida de cada ser humano, en el que  voluntariamente, ofrece todo su ser y sus circunstancias, a la Madre de Dios y Madre Nuestra, la Santísima. Virgen María, para que a través de Ella lleguemos a Jesús nuestro Salvador.

CONSAGRAR, SIGNIFICA HACER SAGRADO ALGO.
Al ofrecer nuestra vida a la Santísima Virgen y colocarla en su Inmaculado Corazón, hacemos una promesa de pertenencia de por vida, y esta promesa se hace sagrada y perpetua.

¿QUÉ HARÁ MARÍA, CON NUESTRA ENTREGA?
Con nuestras vidas y todo lo que ellas incluyen bajo su protección  podremos vivir tranquilos, sabiendo que la Bendita entre todas, la Bienaventurada ante los ojos de Dios, se encarga a partir de nuestra consagración de organizar nuestras vidas, de manera que lleguemos lo antes posible al destino de la santidad y salvación de nuestras almas, y la salvación y santidad de nuestros seres queridos.
Jesús no detendrá mucho tiempo su mirada en esta ofrenda, más bien perdido de amor en los ojos de Su Madre, le concederá a la Omnipotencia Suplicante lo que está solicitando en favor de la salvación de este hijo por el cual intercede.
Ella es la mejor evangelizadora, la mejor catequista, la mejor formadora. No se detendrá en este camino de cambio espiritual.
Y aunque nosotros podamos olvidar la promesa sagrada que hicimos de entregarnos todos a Ella, Ella nunca nos abandonará ni olvidará lo que prometió en el momento de nuestra consagración.

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