Oh dulce Corazón de Jesús,
siempre presente en el Santísimo Sacramento, siempre consumido con ardiente
amor por las pobres almas cautivas en el Purgatorio, ten misericordia de ellas.
No seas severo en Tus juicios, sino deja caer unas gotas de Tu Preciosa Sangre
sobre las llamas devoradoras. Misericordioso Salvador, manda Tus ángeles a
conducirlas a un lugar de reconfortamiento, Luz y Paz. Amén
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